Lo que impulsó a Hana Fischer a estudiar este tema fue -aunque parezca una paradoja- el hecho de que en nuestros días, la democracia goza de gran prestigio. Hay un consenso casi universal, en que ésa es la mejor forma de gobierno.

En muchas partes del mundo, pueblos oprimidos durante largas décadas están reaccionando, y al grito de “democracia y libertad”, expulsan a dictadores que estaban sólidamente aferrados al poder. Sin embargo la autora teme, que, como ha ocurrido con anterioridad tantas veces, las esperanzas de la gente se vean defraudadas. Y que, con el paso del tiempo, nuevas tiranías ocupen el lugar de las antiguas.

En América Latina se ha expandido un fenómeno alarmante. En varios países se han instalado gobiernos que son democracias de “origen”, pero no de “ejercicio”. Para decirlo en forma sintética: Se están utilizando las prácticas democráticas para forjar autocracias.

Lo más preocupante es, que esta desnaturalización de la democracia también está alcanzando a los Estados Unidos y Europa, provocando crisis económicas, financieras, políticas y sociales por doquier. Según Hana Fischer, la raíz de esa dinámica nefasta fue señalada hace ya mucho tiempo por Friedrich Hayek, en los siguientes términos: “El uso corriente e indiscriminado de la palabra ‘democrático’ como término general de alabanza, no carece de peligro. Sugiere que, puesto que la democracia es una cosa buena, su propagación significa una ganancia para la comunidad. Eso pudiera parecer absolutamente cierto, pero no lo es.”

Todas estas circunstancias hacen imperioso un análisis en profundidad de la democracia. Es esencial sacar a la luz los fundamentos sobre los cuales debe estar cimentada, si queremos que esa forma de gobierno proporciones libertad y prosperidad generalizadas. Y eso es precisamente, lo que se propone Hana Fischer hacer en esta obra.

Con ese objetivo puesto en la mira, la autora divide el tema a investigar en diversos capítulos. Señala las raíces filosóficas de la democracia que se remontan a la Antigua Grecia. Menciona las advertencias de Aristóteles con respecto a esa forma de gobierno, ya que ese autor percibía el riesgo de que la democracia degenerada en demagogia. A continuación, Hana Fischer describe las relaciones entre la democracia y el liberalismo, con sus respectivos frutos: la igualdad y la libertad. También toca el tema de cuál el sentido de la Justicia, y da razones por las cuales considera que la llamada “Justicia social” en realidad, es un retroceso social, ya que en los hechos significa  volver a las “leyes privadas” (“privi-legios”), que es lo caracteriza a una sociedad estamental.

Es claro que aunque muchos países del mundo pueden ser considerados democráticos, no en todas partes es de la misma “calidad”. Esa constatación induce a la autora a desarrollar su tesis –parafraseando a Alexis de Tocqueville- de que hay ciertos “hechos generadores” de la cultura de la libertad. Y explica cuáles son y por qué.

Otro aspecto relevante que Hana Fischer aborda, es el relacionado con las ideas predominantes y las instituciones que funcionan en un país, y sus efectos sobre el crecimiento económico. Tampoco dejó de lado el investigar los canales mediante los cuales las ideas estatistas se expanden, que son los sistemas educativos dirigidos por los Estados, y los organismos burocráticos internacionales. Explica que en los hechos el estatismo  significa, abandonar la doctrina liberal según la cual, una democracia de  calidad es aquella que tiene como pilares primordiales a un gobierno limitado, con poderes enumerados y sometido a la ley general, y la igualdad frente a  la ley. Es decir, que la democracia degenere en “dictadura de las mayorías”. Todos estos temas están ilustrados con abundantes ejemplos tomados de la vida real.

Pero la autora no se limita a hacer un análisis crítico, sino que en el último capítulo ofrece propuestas para volver a encauzar a la democracia. Es decir, propone formas institucionales para que la democracia vuelva ser un gobierno limitado, cuyo objetivo primordial sea el de garantizar y proteger los derechos individuales.

Fuente: HACER