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Uruguay

Uruguay: Árabes, persas y espías, último capítulo de la gestión Almagro

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mujicaxCuando en 2013 la cancillería uruguaya protestó ante la de Irán porque el embajador persa Hojjatollah Soltani estaba siendo demasiado violento y explícito en sus declaraciones antijudías, nadie se enteró en Uruguay; así como tampoco nadie se enteró de que Soltani fue removido en mitad de su gestión en Montevideo.

Tampoco se supo que hasta 2010 pasaban por el aeropuerto de Carrasco un promedio de 10 iraníes con pasaportes venezolanos falsos. Algunos de esos pasaportes eran diplomáticos. En Caracas, los servicios secretos uruguayos le pidieron personalmente información a las autoridades del gobierno bolivariano, que nunca respondieron.

Parte de todo esto lo informó El Observador en los últimos días a raíz de la agitación que provocó una nota del diario israelí Haaretz acerca de que Uruguay había expulsado en diciembre a un diplomático iraní, Ahmad Sanat Gol. Cuando Haaretz publicó eso, la embajadora israelí en Montevideo, Nina Ben-Ami, estaba en misión oficial en Israel.

Y entonces el gobierno, a través del canciller Luis Almagro, habló de todo lo que no había hablado y lo hizo revelando una especial intención. Dio detalles de cómo Ahmad había sido descubierto cerca de la embajada israelí cuando, desde un carrito, un hurgador dejó una valija que resultó tener solo papeles.
A pesar de los detalles, Almagro no dijo que en realidad Ahmad también era un seguidor de las políticas de su exjefe Soltani y de la línea dura de ese país antes de que el presidente Mahmud Ahmadineyad dejara su paso al actual Hasán Ruhaní, de orientación más moderada.

Otros detalles se perdieron en la explicación: ¿por qué la seguridad de la embajada de Israel (presumiblemente ejercida por el servicio interior, el Shin Bet) no siguió al reciclador cuando vio en la grabación (que en ese tipo de lugares se sigue en vivo) que dejaba el maletín.

Algunas de estas dudas llevaron a que sectores del gobierno afines al MPP especularan con que todo pudo ser un montaje del Mossad, el servicio de seguridad exterior israelí, dos de cuyos integrantes viajaron recientemente de Buenos Aires a Montevideo.

Secreto

A pesar de los cuestionamientos de la oposición, ningún país del mundo revela sus problemas diplomáticos, y prefiere mantenerlos bajo control, salvo que sean muy graves o le sirvan para determinados intereses. Tampoco sería lógico que el gobierno revelara los informes de Inteligencia que le advertían del peligro que implica para Uruguay la presencia de iraníes de la línea dura. Además, alertan de la vinculación que Irán tiene con Venezuela. En reuniones oficiales, los agentes de los servicios secretos tuvieron que soportar cuestionamientos como el que un día les lanzó la secretaria personal de Almagro, que les dijo que Irán y Venezuela eran países amigos de Uruguay.

Es que en realidad esa fue la línea pública que Uruguay mantuvo sobre esas dos naciones. Quizá aplicando la frase de que hay que “tener a los amigos cerca y a los enemigos más cerca aún”, o quizá por simple ignorancia ideologizada de los riesgos que esto implica. Pero una vez que el tema Irán tomó estado público, el gobierno, a través del canciller, se vio obligado a salir y dar la imagen de que se toman medidas contra presuntos terroristas, el tema top en seguridad para las naciones desarrolladas y otras no tanto.
Para peor, a Almagro le estalló un foco de tensión en torno a los ex presos que Uruguay trajo de Guantánamo porque, según informó Búsqueda, empezaron a tener problemas entre ellos.

Y otro más con los refugiados sirios, en torno a los cuales surgieron datos, confirmados por el propio presidente José Mujica, de que podían estar protagonizando situaciones de violencia doméstica.

Lo que los expertos salieron a decir de los sirios y los ex presos de Guantánamo es que se debió prever que estarían afectados por el síndrome llamado de estrés postraumático, que afecta a quienes vivieron situaciones de violencia extrema, como una guerra.

No hay indicios de que haya psiquiatras al servicio cotidiano de estos extranjeros y los efectos de ese síndrome pueden ser extremos.

Cambio de frente

Es en medio de este escenario que el presidente electo Tabaré Vázquez, de un plumazo, dio una señal muy clara de que la política exterior de Uruguay respecto al conflicto en Medio Oriente como al tema del terrorismo, tendrá un giro drástico. Por un lado, decidió suspender la traída de refugiados sirios y, por otro, en clara respuesta a un comunicado de la embajada de Irán que ante estos hechos había hablado de “iranofobia”, Vázquez dijo que en Uruguay no hay fobia por ningún extranjero pero sí por “el terrorismo”. Para estos asuntos entreverados, Vázquez aplicó su estilo de hechos consumados. Mientras que el nuevo gobierno de Uruguay intentará rearmar una política exterior a su juicio errática en temas delicados, Almagro, un canciller que en su carrera diplomática no pudo llegar al tope del escalafón por haber perdido reiterados exámenes, se encamina a ser el secretario general de la OEA.

Fuente: El Observador (Uruguay)

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One comment for “Uruguay: Árabes, persas y espías, último capítulo de la gestión Almagro”

  1. […] URUGUAY Uruguay: Árabes, persas y espías, último capítulo de la gestión Almagro […]

    Posted by The Presidents’ Day Carnival of Latin America and the Caribbean | Fausta's Blog | February 16, 2015, 9:53 am

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