La Corte Internacional de Justicia de La Haya ha fallado a favor del Perú al haber definido en su sentencia una nueva frontera marítima entre nuestro país y Chile, la cual, una vez ejecutada, nos permitirá  recuperar para la soberanía peruana un vasto espacio de mar territorial. Hay motivos para celebrar.

Otro aspecto saltante es que Chile, pese a haber expresado su desacuerdo con la sentencia, ha aceptado tácitamente la nueva frontera al ratificar el carácter vinculante del fallo y su compromiso de acatarlo. De esta manera el presidente Sebastián Piñera ha mostrado coherencia, madurez y responsabilidad en este tema. 

Es verdad que el Perú no ha conseguido el 100% de lo que reclamó en la demanda: No se ha tomado el hito Concordia como el punto de referencia terrestre para delimitar la frontera marítima y también se mantendrá el actual statu quo de nuestros pescadores artesanales de Tacna, pero lo que se ha logrado es, sin ninguna duda, muy importante.

Más allá del fallo, lo trascendental es que se han cerrado todos los contenciosos que tuvimos con Chile, y que empieza ahora una nueva era en las relaciones bilaterales, en la que se nos abre a ambos países la oportunidad de construir juntos un futuro promisorio en nuestra condición de líderes de América Latina en crecimiento económico y lucha contra la pobreza.

El potencial de una asociación estratégica económica peruano chilena es enorme. Esto ya ha quedado demostrado por los notables logros que hemos alcanzado juntos en la Alianza del Pacífico, en la que trabajamos asociados con Colombia y México.

Le toca al gobierno ahora garantizar que la nueva delimitación marítima se ejecute de manera armoniosa con Chile, sin prisa pero sin pausa, haciendo oídos sordos a quienes asumiendo este capítulo como una revancha pretenden que de inmediato nuestra Marina ocupe la zona y marítima recuperada, provocando tensiones militares peligrosas e innecesarias.

De otro lado, el fallo también es un éxito político compartido por el anterior gobierno aprista y el actual gobierno de Ollanta Humala. El primero, por haber presentado la denuncia en La Haya y haber trazado la estrategia jurídica y diplomática victoriosa; y el segundo por haber continuado la misma estrategia hasta alcanzar los resultados favorables al Perú.

Finalmente, merecen una mención especial nuestra Cancillería, la verdadera gestora de esta victoria, y el embajador Miguel Bákula, quien en 1986 presentó formalmente el reclamo del Perú, en una reunión privada con el Canciller chileno, que quedó registrada en el histórico Memorando Bákula.

La Haya ha hablado y ha resuelto. Solo queda ejecutar el fallo en paz y armonía. La Guerra del Pacífico es el pasado, la Alianza del Pacífico es el futuro.

Fuente: Políticamente Incorrecto (Perú)