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Paraguay

Paraguay: Cuando de educación hablamos – por Hugo N. Vera Ojeda

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En el último congreso de la IL en Egipto, paseando por uno de los mercados más antiguos del mundo, uno de los mercaderes ofreció en un cerrado lenguaje árabe a Emmanuel, el amigo que me acompañaba, un lindo recuerdo. Como no comprendimos que decía, Mamut, nuestro amigo Egipcio, nos dijo: “les esta ofreciendo un regalo para la suegra”.

Enmanuel, en tono de broma y convencido de que jamás entendería nuestro idioma dijo: Yo a mi suegra la quiero hacer desaparecer”! El perspicaz vendedor respondió tenemos lindas bombas! Antes de que nos den tiempo de reaccionar, casi todos los vendedores que nos rodearon soltaron una carcajada. ¿Como rayos todos entendían español? Fue la pregunta que quedo flotando para nosotros.

Sin animo de que se disocie esta anécdota de lo que leí en una pequeña monografía distribuida en el mismo Congreso, me ha llamado muchísimo la atención el prologo

de dicho material, donde la sentencia inicial era que la educación, es causa y no consecuencia del desarrollo económico.

La discusión en si, es muy parecida a la del huevo y la gallina, pero al intentar profundizar el concepto que tienen muchos sobre lo que es la educación, es que surgen los problemas para sostener una idea y en especial, que esta idea no se aparte de un principio general.

Si sostenemos que la educación es muy importante para el desarrollo de un país, es muy difícil que nos equivoquemos. La discusión se centra más bien en el rol que ocupa la educación como punto de partida o como consecuencia del desarrollo, como ya vimos mas arriba. Si partiéramos de la base de que es la causa del desarrollo económico ¿como se explicaría que países con analfabetismo casi nulo como en Cuba, sigan en donde están? La otra parte del prologo que cité mas arriba, quizás intentaría refutar esta tesis, en donde sostiene que “no hemos sido capaces de proveer a nuestra gente (en los países no desarrollados) una educación de calidad, que sea útil para cada quien y para la sociedad toda” Lo cito porque la principal crítica a Cuba, es la baja calidad de la educación allí y básicamente que es por eso, que este país no se desarrolla.

Sin dudas proveer una educación de calidad porque si nada más, es un concepto muy idealista, pero precisamente estos tipos de conceptos tienden a resistir muy poco a los análisis y peor aun, al ser llevados a la práctica, las consecuencias son poco favorables. Bajo la misma tesis idealista, es que ese “alguien que provea esa educación de calidad” deba ser un ente colectivo, que por excelencia siempre se abroga el Estado.

Y es hartamente sabido que este ente, no ha sido el más eficaz en esa tarea, es mas, ni aun cuando se ha intentado utilizar a la educación en interés propio a través del Estado como centros de adoctrinamientos, ha funcionado. Evidentemente el tema en cuestión no es fácil de explicar y quizás, aun más difícil sea comprender, bajo riesgo de que al intentar explicarlo, uno quede como un troglodita que desprecie la educación. En realidad es  todo lo contrario. En sentido amplio, el conocimiento humano es un cúmulo de estudios que abarca toda su existencia en distintos ámbitos. La forma de trasmitir esos conocimientos, estatal o privada, no es necesariamente el punto determinante, sino la utilidad que tengan.

La necesidad es la madre de todas las ciencias y en consecuencia, es la utilidad que produce esos conocimientos, la que hace mejorar a su vez la forma de adquirirlos, es decir la educación. No es que no seamos capaces de ofrecer educación de calidad, sino que esa capacidad se define por la demanda.

En Cuba, un abogado sirve tortas en un bar porque la utilidad de su servicio profesional, es prácticamente nula y en consecuencia, la profesión va en declive. Sin embargo, existen lugares en donde la demanda por un bien o servicio es muy alta y la necesidad de facilitarlos es determinante para que quienes los ofrezcan desarrollen mejores aptitudes.

Estas aptitudes, pueden venir desde la propia vivencia, como los oficios, como el caso de los comerciantes egipcios del ejemplo, que aprendieron todo tipo de idiomas porque la demanda principal es el turismo o de centros de estudios, que perfeccionan cada vez más su producto, o sea la educación, a medida que sube la demanda.Pero esta utilidad, al igual que los precios en general, jamás pueden ser fijados por el Estado y a lo sumo lo que hará es actuar en forma referencial a los que lo hacen bien. Esto explica además porque siempre cualquiera, menos el Estado está siempre varios pasos mas adelante en todo y son los estatistas que se fijan en ellos para intentar copiarlos.

El desarrollo de un país en consecuencia depende mucho de las cosas que produce y está comprobado que cuanto menos se meta el Estado, mucho y mejores productos se obtienen, incluso la educación. Generalmente el rol que se le asigna a la educación, hace que se caiga en un grave error: que el Estado invierta desmesuradamente en ese sector, convirtiendo la  intervención estatal, que debería ser una excepción, en una regla. Países como Paraguay, han incrementado notablemente la inversión es tatal en los últimos años, con resultados poco halagüeños; ha bajado muchísimo la calidad de la educación y el nivel de analfabetismo no ha bajado en absoluto. Si bien el destino que se le asigna a la inversión estatal es más bien

burocrático, como salarios y prebendas, es muy difícil no caer en estos vicios desde el Estado y mucha inversión desde allí, denota decadencia de una nación antes que fortaleza. En síntesis, la educación tiene un rol muy importante, que no es justo que tenga que caer en juegos dialécticos.

* Hugo Nelson Vera Ojeda es Director de la Fundación Libertád de Paraguay.

Fuente: Liberal Matters (LI)

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