El presidente Macri en su intervención en la Cumbre del Mercosur habló de lo prioritario en el bloque, la necesidad de flexibilizar posturas y acelerar pasos para posibilitar que el Mercosur crezca. Transfirió su preocupación a temas que si bien son mayoritariamente de agenda para su gobierno – como lo es el narcotráfico, la reducción de la pobreza y la importancia de la integración -, consideró que esto también es prioritario para el mercado común. Asimismo centralizó su interés en la institucionalidad, la calidad democrática y el respeto a los derechos humanos.
La mira del bloque está puesta sobre la Unión Europea – tratando de buscar un acuerdo comercial – así como también la integración con los países del Pacífico; el libre tránsito y las cargas arancelarias y no arancelarias al comercio, fueron los puntos centrales de la cumbre. Más allá de eso, el evento puso luz roja sobre Venezuela.
Según la canciller argentina Susana Malcorra: “Al reclamar que los países del bloque que no adhirieron aún al Protocolo de Asunción sobre el Compromiso con la Promoción y Protección de los Derechos Humanos, lo hagan a la brevedad posible”, ya que “Venezuela es el único que no ha ratificado entre sus socios este compromiso, entre otras normativas que tampoco ha cumplido”.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, que se había reunido con Malcorra, dijo que: “Venezuela está todavía en el proceso de adhesión” y comentó que “los coordinadores nacionales están redactando un comunicado”, que se presentará al ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela. La Canciller argentina explicó que se realizarán reuniones secuenciadas con los distintos miembros del gabinete para darle seguimiento a las cuestiones que son de mutuo interés en el marco del Mercosur, tales como la posición en el tema de los derechos humanos donde Venezuela ahora se incorporará al Concejo de Derechos Humanos, y donde los derechos y las libertades serán fundamentales.
Macri pidió que no haya un Mercosur a dos velocidades sino que todos juntos pisen el acelerador, para así avanzar. Y también abrogó por la pronta liberación de los presos políticos de Venezuela “porque en los estados parte del Mercosur – dijo Macri -, no puede haber lugar a la persecución política por razones ideológicas, ni privación ilegítima de la libertad por pensar distinto”. La canciller Venezolana respondió a Macri diciendo que hablaba en nombre del pueblo venezolano y en nombre del presidente Maduro, acusando a nuestro presidente de injerencismo sobre los asuntos de su país y de defender a Leopoldo López, a quien no nombró y de quien tan sólo mostró una fotografía. También lo acusó de defender la violencia política que expuso en una serie de fotografías ante la mirada de todos. Causó vergüenza ajena ver a una canciller que en una cumbre internacional enfrenta con mentiras y errores al presidente de otro país, y que pareció haber puesto el oído con muy poco criterio crítico en las declaraciones de Estela de Carlotto, quien durante la campaña electoral sostuvo que si ganaba las elecciones, Macri liberaría a represores de la dictadura. O tal vez se dejó influenciar por el diccionario de la Sra. Bonafini que etiquetó a Macri como: “la dictadura”, “la tortura” y “el enemigo”. Esto pone un marco muy poco serio y falto de profesionalismo en la intervención de la canciller venezolana. Puede ocurrir que las emociones se crucen y den efervescencia a las expresiones, pero en política hay que ser diplomática y cuidadosa de lo que se dice. No se trata solo de retórica, se trata de respeto, de dinamismo, de apertura, y de sentido común. Solo así se fortalecen las relaciones.
Era un momento único para aprovechar una sinergia constructiva, el tiempo de convocarse a un diálogo que se diseñe sobre una estructura de alto nivel entre ambos países, en un escenario que los puso a todos en primera persona a identificar intereses comunes para conciliar soluciones. Es importante que aquellos que aún siguen inmersos en políticas propias del socialismo del siglo XXI, comiencen a caminar sobre otro modelo, sin poner obstáculos, sin lanzar golpes bajos, sin mensajes “errados”, sin relatos, sin mentiras, con “un compromiso de tener reglas de juego claras”. Solo así se logrará avanzar.
* Por María Celsa Rodríguez, informe especial para HACER.
Fuente: HACER
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