Dieciocho minutos para la charla de tu vida. Así se podría resumir el espíritu de TED, un ciclo en el que una serie de oradores expertos en diversas materias hablan de “ideas que vale la pena difundir”, según el eslogan internacional de esta organización sin fines de lucro que comenzó allá por 1984 en Estados Unidos.

Pero aunque su surgimiento se remonte tantos años atrás, el boom de este fenómeno data de una fecha más reciente. De hecho, muchos lectores recordarán a Lizzie Velásquez, una joven de 24 años que apareció en las tapas de diarios y revistas internacionales luego de dar una de las presentaciones más emotivas durante las charlas TED en la ciudad de Austin a principios de 2014. Lizzie -quien padece una enfermedad que le impide subir de peso- fue catalogada en Internet como “la mujer más fea del mundo”. Desde ese momento, la joven decidió no rendirse ante los insultos y optó por sacar lo mejor de sí. Fue entonces que se convirtió en una oradora motivacional, lo que la llevó a participar en TED frente a miles de personas que la aplaudieron de pie por su discurso en torno a la belleza y la felicidad.

El caso de Lizzie Velásquez es sólo uno dentro de los cientos de oradores que se subieron al escenario de TED para hablarle al mundo entero sobre los asuntos más variados. Sus videos, algunos de los cuales superan los 3 millones de reproducciones, invaden Youtube y posicionan a TED como el fenómeno del que todos hablan.

El origen de esta masividad inesperada puede situarse en 2009, cuando Gerry Garbulsky, físico de profesión y emprendedor serial por naturaleza, se juntó con un grupo de amigos para ver de qué manera podían aprovechar la plataforma y “difundir buenas ideas en nuestra cultura”. Fue justo en ese momento que TED anunció el lanzamiento de franquicias. Y entonces, desde 2010, se organizan en Buenos Aires las charlas TEDx Río de la Plata, (la “x” es de franquicia), las de mayor convocatoria de la veintena de TED que se llevan a cabo en Argentina, desde Ushuaia a Tucumán, pasando por Córdoba o Mar del Plata.

En el evento se mezclan famosos de áreas diversas -en 2013 entre los oradores estuvieron Pedro Aznar, Andy Kusnetzoff y Elena Roger- con desconocidos, o, más bien, conocidos en ámbitos reducidos e innovadores. Científicos, cocineros, médicos, periodistas, deportistas, músicos, bailarines, fotógrafos, filósofos, físicos, hackers. Lo importante aquí es tener un buen concepto, que vaya en la dirección de contribuir a un mundo mejor y saber transmitirlo, en este singular evento donde las buenas ideas encuentran quien las escuche.

Para introducirnos a fondo en el fenómeno TED, Gerry Garbulsky habló con Rumbos sobre la cocina detrás de las charlas más famosas del mundo.

¿Qué es y cómo surge TED?

Es una organización sin fines de lucro que fue creada por el arquitecto Richard Saul Wollman. El tenía fascinación por la tecnología, el entretenimiento y el diseño, de ahí la sigla original. Hacía una reunión anual con amigos donde se contaban las últimas novedades de esas áreas, y así creó este formato de charlas cortas de dieciocho minutos. Uno de los primeros oradores fue Steve Jobs, cuando presentó la primera Mac, en 1984. Durante muchos años fue algo chico. En 2002, Wollman se jubila y cede la organización a Chris Anderson, quien la transformó totalmente. Primero, en una ONG a la que le puso como misión “esparcir ideas que valgan la pena”. Hoy, TED organiza tres eventos por año donde convoca oradores de las áreas más diversas del quehacer humano.

¿Por qué 18 minutos?

Esa fue una de las innovaciones que pegó fuerte. Parece ser suficiente tiempo para transmitir una idea razonablemente compleja, pero no tanto como para que sea difícil consumirlo. Además genera una cierta presión en los oradores para que se preparen mejor.

¿Cuál fue aquella charla que más te logró atrapar?

La de Ken Robinson, que es una de las clásicas. Trata sobre el futuro de la educación, dice que tenemos que educarnos y educar a nuestros hijos a futuro. Habla de cómo la creatividad, las artes y otras disciplinas van a ser tan o más importantes que los contenidos, y tienen que jugar un rol en la educación tan o más importante que el que juegan la matemática a o la lengua.

Las solicitudes para asistir a TEDx Río de la Plata 2013 superaron notoriamente la cantidad de gente que cabe. El evento es gratuito y este año se anotaron, en solo dos días, más de 12 mil personas, sin saber previamente quienes serían los oradores. Solo 1.500 afortunados se ganaron un lugar, tras un sorteo on line. Garbulsky confiesa no tener muy en claro el porqué de la gran repercusión, pero ensaya una hipótesis: cree que hay “hambre” por encontrar ámbitos en los cuales se pueda escapar  de la coyuntura y “mirar más allá”. “Tenemos una cultura híper cortoplacista. Los temas de conversación tienen que ver con el partido de fútbol de ayer, la farándula o el último escándalo político. Un ámbito serio, bien preparado, donde uno sienta que puede tomar distancia y ver su vida o la de la sociedad desde otro punto de vista, es algo que parece que la gente quiere tener”.

EL ARTE DE LA ORATORIA

“Buscamos a alguien que tenga cosas que creemos relevantes para contarnos en nuestra cultura, nuestra sociedad. Que sea gente que haya hecho o esté haciendo cosas increíbles. Que los potenciales oradores puedan contar lo que están haciendo de manera TED, o sea que puedan llegar a la gente de una manera especial en poco tiempo, con poder de síntesis, pero que cuente una historia que no solo llegue a la cabeza sino al cuerpo. Que te pueda emocionar, hacer reír o sentir cosas. Probablemente, así te llegue a impactar mucho más que algo lógico y racional. Pero lo más importante es que se tienen que morir de ganas de ser oradores. Porque una vez que los elegimos, trabajamos con ellos durante tres meses, uno por uno, para preparar la charla de su vida”, explica Garbulsky.

¿Cómo definirías todas esas “cosas increíbles”?

Tienen que ser ideas que pueden impactar al resto de la gente. La forma en que ven el mundo, en que pueden imaginarse un futuro, en que pueden inspirar esa sensación de ‘cómo no conocía esto antes’. Gente que sea artífice de lo que está haciendo y no que opine de lo que están haciendo otros. Que sean temas accesibles e interesantes.

¿Cómo es el proceso de selección?

Hacemos reuniones en las que cada miembro tiene que postular un orador en cuatro minutos frente al resto del grupo. Después, hay cuatro minutos más para hacerles preguntas, y finalmente cada uno tiene que elegir siete u ocho candidatos. Además hay una audición abierta para la que hay que llenar un formulario larguísimo, un filtro natural, porque queremos medir las ganas que tengan. De ahí elegimos para una audición, en la que tienen que dar una charla de  seis minutos. Y en base a eso se deciden los candidatos. Este año se anotaron 222 personas, de esas 222 elegimos cuarenta para que den la charla corta, y de esos cuarenta, quedaron cinco o seis, que serán los oradores en septiembre.

¿Entrenan antes del evento?

Cada uno tiene un coach que lo sigue durante esos tres meses, en los que nos reunimos diez veces, y seguimos el proceso. Las necesidades de cada orador son distintas, y lo ayudamos a desarrollar herramientas para que lo diga de manera efectiva. Cuando evaluamos a los disertantes buscamos que tengan el potencial de ser buenos oradores. No todos lo son a priori, y con estos tres meses de trabajo hacemos lo mejor para que mejoren dentro de sus posibilidades. Son muchos ensayos, uno a uno, y un ensayo general con todos, dos semanas antes del evento. Es un proceso súper intenso.

¿A los oradores TED les da visibilidad y cierto prestigio. ¿ Y el público qué se lleva? 

La gente dice que no solo escuchó ideas, sino que escuchando se le generaron nuevas ideas. Por otro lado, muchos se van con ganas  de salir corriendo a hacer cosas. También hay como una sensación de: ‘Esto está bueno y ojalá que haya más’. No estamos hablando sólo de charlas, sino de lugares donde las cosas se hacen bien y todo el mundo puede acceder, que no sea la plata la que te deja o no acceder a poder hacer ciertas cosas.

De las ganas de hacer a concretar hacer hay un largo camino…

Sí. ¡Tampoco podemos hacernos cargo de todo! Es muy difícil, mucha gente se queda con las ganas y nunca transforma. Por ahí hay gente que tiene idea y no es emprendedor y no lo lleva a cabo. Hay gente más emprendedora que otra.

¿Qué es un emprendedor?

Es alguien que ve algo del mundo que no le gusta, que le da bronca, que le parece que puede ser mejor y que hace algo para cambiarlo. Y no estoy hablando de negocios. La decisión de lucrar o no, es casi un detalle de implementación. Para mí es la actitud, si ves algo que querés que sea distinto, vas y lo cambiás de alguna manera, te organizás con gente, recursos, lo que haga falta. Y nosotros, como emprendedores, queremos lograr que la gente más joven pueda inspirarse de manera distinta, que como sociedad podamos hablar de otros temas, cambiar ese lado de nuestra realidad, sembrar temas de conversación, charlar de las cosas que van a impactar nuestro futuro y nos pueden enriquecer como personas y como sociedad, y no que solamente se toquen temas amarrados al corto plazo.

¿Y desde  el  interior TED qué cosas cambiarían?

Hay dos cosas básicas que queremos cambiar, que nos dan bronca, que creemos que podrían estar mejores. Por un lado, creemos que en nuestra sociedad tenemos pocos modelos positivos, gente que puede inspirar a las generaciones más jóvenes. Mis hijos son adolescentes y sus ídolos muchas veces son gente que yo les digo: ‘Che, no seas como él’. Por otro lado, ayudar a crear más cantidad de esta gente que está haciendo cosas increíbles, roll models, modelos inspiradores, no porque creamos que la gente joven tiene que imitar a otros, porque no es nuestra  idea,  pero sí está bueno ver que pudieron hacer otros para poder inspirarse. Para saber realmente qué quiere hacer uno con su propia vida.

Fuente: Rumbos (Argentina)

Ver a José Raúl González de la UFM disertando sobre “Liberty and Prosperity” (Audio en ingles):