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México: El gobernante y sus leyes prepotentes – por Godofredo Rivera

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Miguel Ángel ManceraContinúan peligrosamente las “ocurrencias” de los gobiernos de algunas entidades de la República. Ahora, dictado desde el Distrito Federal, han comprado la peligrosa idea del “cambio climático” y se disponen a prohibir circular uno y dos días a la semana así como todos los sábados a automóviles de entre 9 y 15 años, y a aquellos de mayor antigüedad. De verdad a estos políticos depredadores no se les puede ocurrir otra cosa que joder a los que menos tienen.

Yo me pregunto, ¿cuántos comerciantes en pequeño no usan una camionetita que seguro rebasa hasta las dos décadas para transportar su mercancía y con ello poderse ganar la vida honestamente?, ¿cuántas personas que ni siquiera viven en la ciudad de México necesitan de su coche “viejito” para transportarse por no poderlo hacer en algún transporte público?, ¿cuántas personas jóvenes que empiezan a tener alguna experiencia de trabajo sólo pueden comprar un auto de más de 10 años?, ¿cuántas personas que poseen un coche usado realmente contaminan el medio ambiente en donde viven, en especial si el lugar donde habitan no rebasa la población de 200 mil habitantes?, ¿por qué los autobuses, tráilers y camiones de carga grandes emiten bastante humo desde sus escapes (sólo hay que observarlos en cualquier ciudad grande, incluido por supuesto el D.F) y con toda impunidad circulan en las calles de las ciudades más populosas?, ¿por qué leyes para unos y leyes para otros?

Suelto estas preguntas porque se les hizo muy fácil homologar a los gobiernos el programa llamado “Hoy no Circula” en otras entidades (además del Distrito Federal) como Estado de México, Tlaxcala, Puebla, Hidalgo y Morelos. Se homologará verificación vehicular junto con las sanciones y prohibiciones arriba mencionadas (los gobiernos de estos estados están felices de recibir nuevos impuestos disfrazados como lo es la verificación vehicular). Para llorar. Pretenden transformar a las leyes ambientales mexicanas al más puro estilo escandinavo o canadiense, sin ponerse a pensar que estamos en una economía del tercer mundo que no crece, o si crece, crece poco, y que está padeciendo un estancamiento económico producto del alza impositiva impulsada el año pasado por el PRI y el PRD. De verdad que estos políticos lacayos del mal llamado “calentamiento global” dan lástima y peor aún, actúan con total prepotencia prohibiendo sin ton ni son el uso de vehículos que para mucha gente significa su única herramienta de trabajo.

Yo desde hace años lo he mencionado, no soy enemigo del medio ambiente, pero legislar con los pies para quedar bien con algunos organismos supranacionales aplastando los derechos de los que menos tienen es atentar contra el crecimiento económico, y lo peor, es atentar contra los derechos humanos (violando flagrantemente los derechos privados de propiedad). Mañana se les ocurrirá ya no sólo prohibir determinados días el circular, sino simplemente la incautación arbitraria de todo auto que supere los 10 años. No exagero amigo lector, ya se acordará de mí, para ya van los políticos intervencionistas de izquierda y derecha que nos gobiernan.

La economía es muy clara al respecto, si en una ciudad grande se padece contaminación hay distintos instrumentos para combatirla. Desde impuestos pigouvianos a quienes más contaminan hasta mercados de bonos de contaminación, pero ello no pasa por prohibiciones arbitrarias sobre el uso vehicular. Y lo peor, a la gente no le dejan espacio de usar un transporte público eficiente. El transporte público de la Ciudad de México está para llorar; camiones y peseros que transportan a las personas como si fueran gallinas y que luego terminan asesinando a la gente por la falta de pericia de los choferes (muchas veces conducen bajo el efecto del alcohol o de otra droga), o por condiciones mecánicas precarias (por cierto en el transporte público, aunque haya concesionarios particulares, para nada predomina la libre competencia del mercado, son concesiones a la libre discrecionalidad del gobernante y con precios y tarifas controlados por el mismísimo gobierno); un metro que a las horas pico o cuando llueve se colapsa, o peor aún, el cierre de nuevas líneas de tren o metro por mal mantenimiento y corrupción. Pobres mexicanos, sin transporte público eficiente y encima les quitan el derecho de circular en su automóvil.

Y para cerrar este artículo, qué me dicen del ambientalismo bobalicón de la Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales) que arbitrariamente cancela proyectos cuyas inversiones de miles de millones de dólares beneficiarían a los que menos tienen creando empleos productivos. Ahí está Cancún, varios proyectos son detenidos a nombre del “calentamiento global”. O proyectos como Dragon Mart (proyecto de inversión chino que generaría riqueza para México) que son fastidiados con regulaciones arbitrarias y ridículas (hasta cancelar a las necesitadas y urgentes inversiones extranjeras) y que claro incomodan a los “empresarios” nacionales porque implican mayor competencia y menores precios para el consumidor mexicano. A ese paso seguro vamos rumbo a más pobreza.

Por cierto, está probado que a mayor libertad económica (mayor libertad para consumir, producir, ahorrar e invertir) y prosperidad de una nación, mayor es la calidad del medio ambiente. Un medio ambiente limpio no se alcanza con regulaciones onerosas, y menos con prohibiciones arbitrarias y violatorias de los derechos humanos.

Finalmente, qué decir sobre prohibiciones de que los circos usen animales en la Ciudad de México. Estoy en contra del maltrato a los animales, pero las prohibiciones arbitrarias que no toman en cuenta a la gente y sus empleos no sirven de nada (así no se termina el maltrato animal, y menos con las ocurrencias del corruptísimo Partido mal llamado Verde) e insisto, se trata de imponer la moral de unos para con otros, no de combatir externalidades o daños generados hacia terceros.

Los gobernantes impunemente se inventan regulaciones arbitrarias, y como bien apunta un colega de esta página, lo hacen simple y sencillamente porque jamás enfrentarán las consecuencias y enormes costos que generan las mismas. A diferencia del hombre de la calle (que a diario nos tenemos que ganar el pan día a día sin recibir privilegios gubernamentales, vaya, ni siquiera bienes públicos de calidad), que día con día tiene que enfrentar a las leyes injustas que el gobernante prepotente impone.

Qué remedio para los prepotentes gobernantes y sus leyes arbitrarias.

Al margen
De pena que Miguel Mancera proponga subir el salario mínimo en el Distrito Federal. Muchos queremos que los mexicanos ganen más, pero ello no se hace por decreto. Que alguien le explique a Mancera que los salarios más altos obedecen a la productividad (hacer más con menos), que medidas como esas sólo aumentarían el desempleo entre los que menos tienen. En esta página hemos escrito bastante al respecto. Ojalá alguien le diga Mancera que hay que estudiar un poquito de economía antes de proponer medidas económicas estúpidas.

Fuente: Asuntos Capitales (México)

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