Conocí a Pedro Trujillo hace años, durante la “desmovilización,” él era parte de Naciones Unidas, de la Misión Minugua, y eran los tiempos cuando finalizaban las negociaciones del proceso de paz. Guatemala había entrado en una nueva etapa y él era no solo participante de ese cambio, sino observador de los retos que como Nación enfrentábamos ya en esta turbulenta historia nuestra.

Luego, para mi grata sorpresa, lo tuve como estudiante en un curso acerca de Movimientos Sociales en la Maestría en Ciencias Sociales de la Universidad Francisco Marroquín. Allí fue cuando lo conocí mejor. El tema central era un análisis del Movimiento Indígena Guatemalteco, el cual se había convertido en un actor de primer orden en la posguerra. Comparando Sololá y Teculután, bajo la pregunta acerca de ¿dónde estaría más acentuado la “otredad”, en el Occidente o en el Oriente? y contrario a todos los prejuicios, descubrimos, por medio de trabajo de campo, que era más “fuerte” la diferenciación étnica en Sololá que en Teculután. El prejuicio decía lo opuesto.

Noté algo interesante en Pedro: su pasión por la investigación, sobre todo del tipo que hacemos en las Ciencias Sociales, o sea “de y en el campo”.

Hombre correcto. Hombre cabal. Brillante académico. Curioso. Creativo. Observador de la cultura guatemalteca, la cual hizo, por medio de su esposa y lo hijos, suya, tan suya como lo es mía. Admiro a personas como Pedro, o el Dr. Armando de la Torre, o al Dr. Francisco Pérez de Antón, y se los he expresado, que han hecho de Guatemala su hogar, con todo lo que eso implica. Junto con ellos cientos de mujeres y hombres que no nacieron aquí, pero que decidieron en su Libertad quedarse aquí y cooperar, colaborar con y entre nosotros en la construcción de utopía guatemalteca.

Estuardo Zapeta

Escribo esto acerca de Pedro, el recién graduado Dr. Pedro Trujillo, porque es blanco de una serie de ataques que en su contra que apenas han iniciado, y por lo visto, seguirán y crecerán tanto en tono como en falsedades. No discuto los ataques, sino las grandes cualidades de este guatemalteco, sí, así como lo lee, quien sea en Prensa Libre, sea en Canal Antigua, sea por radio, sea desde la cátedra, muestra una gran humanidad y una gran capacidad por entender nuestra realidad, esa realidad que nos abofetea todos los días.

(Paradoja: los ataques contra Pedro son dirigidos por un extranjero, quien lo ataca con el argumento de la “extranjería”. Yo no creo en las nacionalidades, yo creo en las capacidades y Pedro sobrepasa en capacidades demostradas al atacante. Por mi, bienvenidas todas y todos que en paz, respetando la vida, la propiedad, y la Libertad, decidan buscar su legítimo proyecto de vida en Guatemala).

Veo dos inaceptables actitudes en los ataques contra Trujillo: el primero es un pronunciado racismo disfrazado, para variar, de “nacionalismo guatemalteco”; y, dos, una condenable xenofobia que no debe tener espacio en nuestra sociedad.

Los ataques contra Pedro son sólo el inicio de una estrategia de un grupo político que pretende silenciar a varios periodistas, porque ven que somos el obstáculo para que ellos lleguen a saquear el Estado.

Fuente: Centro de Estudios Económico – Sociales (Guatemala)