En diez años la deuda será inmanejable y crítica.
En 1985, Alan García anunció que amortizaría la deuda externa de Perú –que ascendía a US$14 mil millones– con solo el diez por ciento de las exportaciones. Su ministro de Economía dijo que lo haría “sin sacrificar más al pueblo y sin aceptar las condiciones del FMI”. La decisión de García sucedió a una moratoria disimulada y a una crisis de deuda hacia 1982.
En 1993, Nicaragua era el país más endeudado del mundo, en proporción a su población, y recientemente buena parte de su deuda externa le tuvo que ser condonada para que aquel país no colapsara.
En 2012, Belice incumplió el pago parcial de unos bonos por US$23 millones y la administración les pidió a los acreedores internacionales que renegociaran la deuda externa del país, que ascendía a US$1,100 millones. Belice quedó al borde de la quiebra.
Hace poco más de un año, y en Guatemala, el Presidente del banco central advirtió que en diez años la deuda será inmanejable y crítica. ¿Nos quedan solo nueve años para acercarnos a Perú, Nicaragua y Belice?
El caso es que puede que nos quede menos tiempo porque “el nene es llorón y la nana lo pellizca”.
Por un lado se suceden las administraciones inescrupulosas que gastan y desperdician a manos llenas. Que compran caro. Que compran de emergencia. Que les compran a socios, parientes, amigos, compadres y amantes. Que gastan en satisfacer las exigencias de sus clientelas y de otros intereses específicos. Y por otro lado organismos como el BCIE, el BID, el BM y el FMI no paran de soltarles plata a los “pipoldermos” para que continúen las piñatas. Luego, aquellos organismos “ponen el grito en el cielo” cuando a sus deudores “les llega el agua al cuello” y se ven en las condiciones de Perú, Nicaragua y Belice, por ejemplo.
El endeudamiento de los tributarios guatemaltecos y el de los hijos de sus hijos es posible no solo por la canallada de los que administran el Presupuesto del Estado, sino por la complicidad de quienes les facilitan préstamos a sabiendas de la mala administración, de la corrupción y de la incapacidad de pago. Que no se te olviden aquellas siglas cuando leas la noticia del impago.
Fuente: Centro de Estudios Económico – Sociales (Guatemala)
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