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Chile

#Chile pidió un cambio – por Cristián Larroulet

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chilecambiomatA partir de la elección del domingo, más chilenos serán liderados y atendidos por alcaldes de Chile Vamos que de la Nueva Mayoría, recuperando así la posición que se había perdido en 2012. El triunfo de Chile Vamos en más de 140 municipios del país y en comunas tan emblemáticas de la Región Metropolitana como Santiago, Maipú, Providencia, Puente Alto, La Florida y Ñuñoa confirman lo que todas las encuestas han mostrado sostenidamente en el tiempo: la gran mayoría de los chilenos rechaza el empeño de la Nueva Mayoría y su Gobierno por refundar Chile dejando atrás el diálogo cívico y la búsqueda de consensos amplios y transversales al momento de diseñar e implementar las políticas públicas que explican el progreso social de Chile en las últimas décadas.

Sin embargo, la derrota del oficialismo no se debe únicamente a un voto de castigo a la gestión deficiente, también obedece al buen juicio que la ciudadanía se ha ido formando respecto del Gobierno del expresidente Sebastián Piñera, como lo demuestran la elección como alcaldesa de la ex ministra Evelyn Matthei, el triunfo en Santiago de Felipe Alessandri y de Claudio Radonich en Punta Arenas, entre otros exintegrantes de la administración anterior.

Si bien resulta preocupante el aumento de la abstención en esta elección, no debemos perder de vista que ella es un fenómeno también presente en democracias tan sólidas como la de Estados Unidos, donde se registró una participación del 20,9% en 2011 y la del Reino Unido con un 33,7% en 2016.

Con todo, culpar al voto voluntario de la abstención es una equivocación y proponer el regreso del voto obligatorio como solución sería un error fatal porque ello equivaldría a romper el termómetro que marca la fiebre del paciente, en lugar de tratar directamente la causa de la enfermedad: la abstención solo es un síntoma de la desconfianza ciudadana en sus representantes e instituciones y del desprestigio de la actividad política, entre otros factores.

Asimismo, en la abstención también pesa la débil presencia pública que tuvieron los candidatos nuevos frente a quienes repostularon al cargo. Las restricciones impuestas al despliegue de la propaganda electoral y a los aportes económicos privados, en algunos casos exageradas, significaron por un lado la ausencia en las calles de ambiente electoral y por otro una zancadilla para la renovación de la política municipal, pues en muchos casos imposibilitó que postulantes nuevos lograran ser conocidos por la mayoría de sus electores, favoreciendo así la reelección de varios ediles.

En definitiva, el camino para disminuir la abstención es estimular y facilitar la participación libre y voluntaria de las personas, introduciendo reformas claves como el voto electrónico y el voto anticipado, y por sobre todo, mejorando la política, desterrando las malas prácticas y los viejos estilos causantes de su descrédito. Estos son los cambios capaces de revertir la abstención en lugar de forzar el sufragio bajo la amenaza de sanciones.

La elección municipal muestra un claro deseo de cambio por parte de la mayoría de los chilenos. Chile no quiere más retroexcavadora ni el otro modelo, sino unidad y políticas que confíen en las personas, respeten su dignidad, valoren su libertad y que pongan al Estado a su servicio con especial preferencia por los más vulnerables. No hay duda, el cambio se inició anoche y la tarea de Chile Vamos es trabajar con unidad, responsabilidad e intensamente para responder a la voluntad que los chilenos expresaron ayer.

Fuente: La Tercera (Chile)

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