Causa terror pensar que estemos sometidos a la voluntad arbitraria de burócratas que pueden en un santiamén apropiarse de nuestra libertad y chantajear con ello nuestras conciencias. Y esta situación que presentamos va de la mano de la relativización del vigor del estado de derecho, que algunos modelos de gobierno de nuestra región practican, en aras de un bien superior que sólo los autócratas que los conducen pueden interpretar.
En nombre del pueblo, se somete a los individuos, y sus derechos y libertades son funcionales a los intereses de las mayorías, estas no son una suma de individualidades sujetos de derecho sino la suma en la que se masifica y diluye el régimen de garantías.
¿Por qué hago esta reflexión?
Dos casos muy cercanos me inducen a su análisis y tienen que ver con el uso del poder para perseguir y cuestionar y concomitantemente para conculcar derechos con medidas autoritarias, podemos decir cuasi dictatoriales. En los dos casos, los Fiscales encargados de presentar y procesar acusaciones elucubradas en las cabezas de gobernantes autoritarios y sus guardias pretorianos, saturados por la presión moral de sus viles procedimientos, se asilaron en el exterior y denunciaron que habían actuado por presión del poder, y esta sistematizada en cierto punto se había convertido en insoportable.
Decimos que son casos cercanos porque refieren a personas que conocemos, con las que hemos trabado amistad y con las que hemos compartido charlas respecto de nuestras esperanzas para una Latinoamérica en la que se vuelvan a valorar los derechos individuales, las libertades, los derechos humanos, que se han degradado en estados cuyos gobiernos tienen el mismo, el denominado Socialismo del Siglo XXI.
Leopoldo López en Venezuela sufre prisión hace más de un año y medio. Es uno de los líderes más reconocidos en su lucha contra el autoritarismo chavista y el mediocre continuismo de Maduro y Cabello. Un fiscal venezolano, Franklin Nieves, quien tuvo a su cargo la acusación y presentación y defensa de “pruebas” contra Leopoldo López dijo desde su exilio “..Desde mi corazón, quiero pedir perdón a Venezuela, a Leopoldo López y a su mujer y familia, y especialmente a sus hijos”. Quien puede controvertir esta terminante afirmación y ruego de un servidor del régimen encargado de incriminar para coartar la libertad de opinión, ambulatoria y de participación civil de un reconocido líder ciudadano como Leopoldo López. Para prueba basta un botón, y no es necesario recorrer los antecedentes producidos en innumerables instancias internacionales tanto públicas como privadas que constatan la violacion de derechos elementales en el caso de Leopoldo.
Alejandro Melgar en Uruguay, ciudadano uruguayo-boliviano, tiene 47 años y dos hijos adolescentes. Es abogado y profesor de Derecho Constitucional, dueño de un extenso currículum académico como abogado, está preso en la Cárcel Central de Montevideo desde el 23 de Abril de 2012, o sea hace 1.280 días esperando la resolución respecto de un pedido de extradición del Gobierno de Bolivia que lo acusa de participar de una conspiración en Santa Cruz para atentar contra Evo Morales. A Melgar no sólo se le han conculcado sus derechos cívicos sino que se le retiene hace tres años y medio como si sus antecedentes y su condición de compatriota no ofrecieran garantías para permitirle una libertad vigilada siquiera. Pero con Melgar ocurre lo mismo que con Leopoldo López, el Fiscal que tuvo a su cargo la acusación y el sostenimiento de las pruebas en su contra para perseguirlo pidiendo su extradición se asiló en Brasil hace más de un año y a denunciado ante la Comisión de Asilo y Refugio de ese país que también fue presionado sistemáticamente hasta lo insoportable para perseguir a Melgar y lograr su encarcelamiento o detención en el lugar que fuera. El Fiscal Marcelo Sosa en sus deposiciones demuestra la invariable y sostenida presión que sufrió para seguir el caso Melgar, en el marco de otro asunto que involucra más personas y que hoy se ventila en organismos internacionales de DDHH incluso en el Parlamento Europeo pues se vincula con ciudadanos de ese origen. La CONARE de Brasil ha concedido refugio también al Juez de Santa Cruz de la Sierra Orlando Tapia quien fue sometido a irresistibles presiones respecto de su actuación en este caso.
Los fiscales Nieves de Venezuela y Sosa de Bolivia no merecen ser felicitados por sus declaraciones, su debilidad alimentó la violación de uno de los derechos más preciosos de los seres humanos la Libertad y por tanto merecen nuestra reprobación, son parte de una pléyade de serviles a la mano de los autócratas, casualmente del mismo signo ideológico que se prevalecen del poder de las armas, el uso indiscriminado de la prensa oficial y la presión sobre los medios de comunicación. Quizás merezcan un breve reconocimiento por sus revelaciones, las que no hacen otra cosa que confirmar la injusticia de los procesos que se le siguen a López y Melgar, en dos países distintos, pero con el mismo objetivo, la reducción de sus conciencias y coraje libertario. Aseguro, porque los conozco, que no lo lograrán
Lo que lamento profundamente, es que en Uruguay, donde nos llenamos la boca con la vigencia del Estado de Derecho y la independencia de la Justicia, hasta el día de hoy luego de 1280 días y 1280 noches un compatriota espera que no llegue a tocarlo la larga mano de la justicia Boliviana, instrumental al autoritarismo de Evo Morales.
Los Fiscales confesaron y su confesión da terror, ¿en manos de quiénes esta nuestra Libertad?
* Por Jaime Mario Trobo para Patria Digital de Uruguay.
Fuente: Patria Digital (Uruguay)
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