El régimen de Daniel Ortega reprimió duramente a jóvenes universitarios que se manifestaban por tres días consecutivos en Managua y distintas ciudades del interior del país, contra una suba arbitraria de aportes laborales, la disminución de futuras pensiones y la imposición de un tributo inconstitucional del 5% a las pensiones por parte del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS). El resultado fue gran cantidad de heridos, muertos, y el cierre de cuatro cadenas de televisión que intentaron informar sobre estos lamentables hechos.

En Nicaragua, uno de los últimos bastiones del socialismo del siglo XXI en el continente, el régimen de Ortega está intentando superar la quiebra del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) poniendo todo el peso sobre los contribuyentes. Entre otras, las medidas que incentivaron el desacuerdo de la sociedad civil nicaragüense fueron: una suba arbitraria de aportes laborales, la disminución de futuras pensiones y la imposición de un tributo inconstitucional del 5% a las pensiones.

Represión violenta en las calles

Disgustados, estudiantes universitarios salieron a las calles de la capital y del interior del país a protestar por su futuro y el de sus abuelos. Tras tres días de protestas, el régimen decidió reprimir violentamente a los manifestantes a través de sus fuerzas policiales antimotines, munidos de bastones de asalto, escudos, bombas lacrimógenas y sonoras, y balas de goma. El resultado fue catastrófico, cientos de heridos de gravedad, estudiantes muertos, y la libertad de expresión gravemente cercenada.

La prensa nicaragüense ha confirmado hasta el momento la muerte de Darwin Manuel Urbina,  Jilton Rafael Manzanares y Richard Edmundo Pavón Bermúdez. Las protestas comenzaron el día miércoles, e intentaron ser reprimidas primeramente con lujo de violencia por un grupo afín al Gobierno denominado Juventud Sandinista (JS), acción que incluso fue justificada por Rosario Murillo, Vicepresidente de Nicaragua y esposa de Ortega. Luego se agregó la policía antimotines que reprimió sin reparos.

Censura y cierre de medios

Para evitar que los nicaragüenses y la comunidad internacional sean testigos de lo ocurrido, Ortega ordenó a través de Telcor el cierre definitivo de la cadena televisiva 100% Noticias y la censura durante varias horas de los canales 12, 23 y 51 que desaparecieron del aire.

Al respecto, Vilma Núñez de Escorcia, presidente del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) declaró: “El Cenidh exige que se respete la libertad de expresión, no nos van a callar, porque si tenemos que llegar como en otras ocasiones que el pueblo de Nicaragua tuvo que llegar, al periodismo de catacumba, pues se va a hacer”.

Monseñor Silvio José Báez, miembro de la Conferencia Episcopal Nicaragüense (CEN), lamentó la censura de los medios de comunicación, incluyendo el Canal 51 de la Iglesia católica: “Censurar la información no es el camino mejor para superar un conflicto social; yo creo que evitando que la información llegue al pueblo se crea más incertidumbre, surgen rumores, noticias falsas y esto hace que la ansiedad y la incertidumbre crezcan”.

“En sus intenciones antilibertad de prensa, la vicepresidente del país, Rosario Murillo, pretende censurar las redes sociales a través de decretos que regulen la conversación pública”, dijo Roberto Rock, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e información en referencia a la propuesta de Murillo de controlar las redes sociales en Nicaragua bajo la excusa de combatir el ciberacoso.

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) culpó al gobierno de Daniel Ortega de la violencia desatada en el país y exigió respeto por la libertad de expresión en Nicaragua. Gustavo Mohme, presidente de la SIP, se refirió además al cierre ordenado por Ortega de cuatro canales independientes este jueves, y dijo que la censura “desenmascara el autoritarismo de un gobierno que en sus once años solo ha buscado desmantelar al Estado para su propio beneficio y el de sus familiares”.

Pese a terrible represión, los muertos y los heridos, la sociedad civil nicaragüense continúa en las calles manifestándose. Algunos vecinos e iglesias han comenzado a preparar alimentos y bebidas para los manifestantes, los que el régimen ha comenzado a decomisar por la fuerza.

Fuente: HACER

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