Lo que más sorprende del rector Giancarlo Ibargüen no es que sea un rector joven —47 años— o su incansable apetito de lectura, sino su entereza y serenidad cuando se le hace la pregunta difícil: ¿Cómo afecta la esclerosis lateral amiotrófica su desempeño cotidiano? y él contesta: “Es una condición, es un desafío, y me adapto para sobrellevarla con la mayor naturalidad”.

PL – ¿Qué le ha hecho más daño al país?

GIS – Los privilegios. A lo largo de décadas se han perpetuado ciertos privilegios para algunos grupos. Ello ha creado una sociedad en la cual las oportunidades no son iguales. Es por ello que para mí es tan importante ser rector de una universidad en donde se impulsa la igualdad y la libertad sin privilegios.

PL – Pero es innegable que en este país se han dado situaciones históricas que han condicionado el desarrollo…

GIS – Hay algo de cierto en eso, pero no se puede vivir con excusas, sino con propuestas e innovación. Lo más fácil es echarle la culpa a otros, o al pasado, pero los retos actuales requieren más que eso.

PL – ¿Cuál es el mejor consejo que usted puede darle a un estudiante universitario?

GIS – Lo primero que debe hacer es conocerse a sí mismo, y eso no es posible si no es a través de la lectura. Suelo recomendarles que lean Don Quijote de la Mancha, que es una novela extraordinaria, que deben leer totalmente, pues ayuda mucho a encontrar el espíritu inclaudicable de un idealista.

PL – ¿A quiénes más lee?

GIS – Por lo regular tengo unos cinco libros en proceso. Entre ellos siempre releo algún clásico griego o latino, como Séneca y Catón el joven. Por supuesto, no puedo ignorar a Frédéric Bastiat y Ludwig von Mises.

PL – ¿Cuál es para usted el atractivo de esos autores?

GIS – Que nunca comprometieron sus principios. Por eso creo que leer buenos libros es una sana escuela para la vida.

PL – ¿Cuál es el mejor consejo que le han dado a usted?

GIS – Hay mucha gente que me ha dado consejos, ya sea en persona o a través de sus libros. Sería difícil elegir un solo consejo aislado, pero creo que el lema Carpe Diem: aprovechar el día al máximo, resume muy bien mi forma de ver la vida.

Casi podría decirse que hay que vivirlo como si fuera el último, aunque no lo sea. Yo vivo cada día como si fuera una misión.

PL – ¿Esto le ha servido para sobrellevar su condición?

GIS – Cuando a mí me diagnosticaron la esclerosis lateral amiotrófica no me desanimé. Sé que es una enfermedad progresiva e incapacitante, pero empecé a investigar mucho, a buscar estudios y expertos. He aprendido mucho sobre ella y también sobre mí.

PL – ¿Cuánto le ha impactado esta enfermedad en su desempeño?

GIS – No puedo levantar los brazos, por lo tanto se me dificulta efectuar tareas que en otras condiciones pasarían inadvertidas. Por ejemplo, girar la perilla de la puerta o presionar el interruptor de una bombilla son cosas que ya no puedo hacer.

También caminar se me hace un poco difícil, me canso con facilidad, pero gracias a Dios mi actividad intelectual está intacta: puedo leer cuanto quiera, comprender, conversar, tomar decisiones. Ciertamente, ya no puedo escribir en el teclado de la computadora con la velocidad de antes. Allí es donde uno se ve confrontado: o se deja derrotar o sigue adelante.

PL – Uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde…

GIS – A los jóvenes estudiantes les digo que a su edad es difícil entender lo que pasará en dos décadas, pero hay que intentar anticiparse. No es un consejo fatalista; por el contrario, yo les digo que vivan con intensidad, que se esfuercen y luchen, que emprendan y que acepten las responsabilidades de sus actos.

PL – En este país mucha gente les echa a otros la culpa de sus males.

GIS – La vida nos golpea con un gran martillo. Cuando me diagnosticaron la esclerosis no me puse a lamentarme ni a cuestionar a Dios. Seguí mi vida adelante, y eso me ha permitido afrontarla mejor. ¿Sabe por qué? Porque mi vida tiene un sentido, que es servir a mi país y servirle en la forma en que yo puedo hacerla, a través de la vida académica. A mí me inspira mucho un libro llamado La rebelión del Atlas, de Aynd Rand, que dice: “En nombre de lo mejor que hay en ti, no sacrifiques este mundo a los peores… No olvides que el… hombre es… capaz de recorrer caminos ilimitados. No permitas que se extinga tu fuego… en los pantanos sin esperanza de lo aproximado, lo casi, lo no aún, lo nunca jamás”.

Fuente: Prensa Libre (Guatemala)