El descaro y la insensatez de los gobiernos de Venezuela y Ecuador parecen no tener límites. No contentos con haberse dedicado en los últimos años a agredir verbalmente, con frecuencia inusitada, al Presidente de los colombianos y a nuestra sociedad en general; no contentos con parecer más cómplices de los narcoterroristas que defensores del Estado de Derecho; no contentos con haber permitido (por acción u omisión) la instalación de campamentos permanentes de narcoterroristas colombianos en su territorio; y después de que la información de los computadores del terrorista Raúl Reyes, comprometía seriamente a altas esferas de la estructura pública de ambos países; no contentos con promover oscuros homenajes públicos a los cabecillas de la delincuencia colombiana, haciendo apología de los movimientos terroristas y vejando la dignidad de las víctimas de ese terrorismo; ahora los presidentes decidieron intervenir sin ninguna vergüenza en la dinámica electoral de la carrera presidencial en Colombia.
Curiosamente la comunidad internacional no reacciona ante los abusos y las interferencias de estos gobernantes en asuntos internos de Colombia. Se sienten con el derecho de calificar y descalificar a nuestros candidatos y hasta de amenazar con represalias a nuestro país en caso de elegir a Juan Manuel Santos como Presidente. Están montando una cierta forma de complot internacional para perjudicar al candidato Santos y favorecer cualquiera otra candidatura que no signifique una oposición férrea y valiente a las intenciones expansionistas del nefasto socialismo del siglo XXI. Sí que tiene razón el presidente Uribe cuando denuncia en foros internacionales que esos “socialismos del siglo XXI”, no son más que una burda versión del mismo comunismo violento del pasado, pero ésta vez vergonzante y disfrazado de democracia.
Aunque la experiencia indicaría que los intentos intervencionistas de Chávez o Correa generan una natural resistencia de los pueblos de la región y, por tanto, el fortalecimiento de toda propuesta que se aleje de estos radicalismos, es preocupante en todo caso que el resultado electoral termine siendo el deseado por ellos. Muy felices estarían Chávez, Correa y sus amigos si en Colombia Antanas Mockus ganara las elecciones presidenciales. Ojalá que el pueblo colombiano no les otorgue esa satisfacción.
* Víctor Hugo Malagón es economista, especialista en política y relaciones internacionales, y profesor universitario.
Fuente: El Nuevo Siglo
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Colombia tierra de valientes, rindamos homenaje a este pueblo que viene desde hace mucho golpeado por Narcoterrorismo protegido desde la silla del Palacio de Miraflores en Venezuela; es cierto que nadie dice nada, al parecer las organizaciones comprometidas en la lucha del bien contra el mal se callan o mejor dicho se esconden, o tal vez son cómplices del terror y la droga, otra explicación no hay ante la impunidad…a la soberbia..al descaro desenfrenado…ojala alguien ponga coto a todo esto, los americanos son los interesados..ya que su patio trasero ahora esta siendo controlado y muy pronto el control sera de todo el ambiente…de la casa, del hogar, de la familia latinoamericana, alguien haga algo no interesa el precio…si la Libertad…vamos somos libres y no permitamos más dolor, hambre, mentiras, droga, terror,amigos, sera que no somos capaces de decir BASTA A LOS COBARDES SOCIALISTAS Y MERCENARIOS DE LA VIOLENCIA, con el complejo de el sometimiento español…Somos libres y Colombia es claro ejemplo..y no como otras naciones que son sirvientes de un paranoico con delirios de emancipador, creo que este sujeto no llega ni a los talones de NADA.. por que es NADA, y solo los ingenuos los siguen como a un loco…Esperamos que de una vez por todas se reaccione en Latinoamericana…y los seguidores de los gobiernos comunistas se dejen de payasadas hoy es importante ya que debemos pensar en nuestros hijos y en sus hijos….para que sean felices y libres sin sometimientos de ninguna clase. América necesita de su gente, de valor, honestos y leales con sus banderas nacionales.