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Argentina

Argentina: ¿Qué diferencia hay del macrismo al kirchnerismo? – por Nicolás Márquez

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Ya es público y notorio que el procesamiento del intendente Mauricio Macri dictaminado por el Juez Norberto Oyarbide (versión criolla del zurdo llorón Baltasar Garcón) tiene un componente más político que jurídico.

Nadie que no tenga una cierta dosis de imparcialidad puede negar que Macri no ha sido implicado conforme a derecho sino porque el mediático Magistrado ya no mantiene una alianza con el empresario de la prostitución masculina Luciano Garbellano sino con el empresario de la prostitución ideológica Néstor Kirchner (el propio Oyarbide le confesó al ex Senador Héctor Maya que Kirchner le ordenó ir por Macri) .

¿Por qué tanta animosidad de Néstor (jefe del Frente para la Victoria -FPV) para con Mauricio (jefe del PRO)?.

Va de suyo que la misma no se basa en insalvables diferencias morales y doctrinarias (para que ocurra tal cosa sendos caciques deberían tener principios morales y formación doctrinaria –algo muy improbable-) sino que la disputa es por el poder, entendido este no como un instrumento sino como un fin en sí mismo.

¿Cuáles son las similitudes entre ambos espacios?

A modo de muestra, vale destacar que, tanto Kirchner como Macri se encuentran a favor de que sea el Estado y no el mercado el que distribuya los ingresos; tanto el FPV como el PRO llevan adelante (en sus respectivas jurisdicciones) políticas tendientes al aumento impositivo; ambas fuerzas están a favor de la existencia de las retenciones al campo (aunque el “pro” modera está izquierdizante manera de pensar considerando que dicha confiscación no debe ser mayor al 35%); el kirchnerismo desde su inicio usó como bandera la revisión del pasado llevando juicios contra los militares que combatieron al terrorismo subversivo en los años 70` (sin importar los principios constitucionales de “cosa juzgada”, “irretroactividad de la ley” ni el de “ley penal más benigna”) postura que es acompañada entusiastamente por el “PRO” a través de Federico Pinedo (uno de los más destacados figurones de ese partido) quien cantando al compás de Diana Conti consideró que estos juicios han de ser “política de Estado”, sin siquiera esbozar tímidamente (al menos para mostrar alguna diferencia decorativa) que igual suerte debería correr la guerrilla que operó entonces.

¿Más similitudes?

A modo redundante vale mencionar que tanto el kirchnerismo como el Macrismo no habrían escatimado en incurrir en el espionaje de adversarios basado en pinchaduras telefónicas; tanto el kirchnerismo como el macrismo han brindado generosos puestos “de trabajo” a elementos que supieron estar vinculados al terrorismo (tal como lo hizo el FPV con Jorge Taiana y Nilda Garré o el PRO con Mario Kestelboim y Diego Guelar); tanto el kirchnerismo como el macrismo promueven el casamiento de homosexuales con posibilidad de adopción incluida; tanto el FPV como el PRO expulsan de sus filas a funcionarios por el sólo hecho de adherir a un pensamiento (oh escándalo!) considerado “de derecha” (tal como hizo Kirchner con el Dr. Sánchez Herrera o Macri con el pensador Abel Posse); tanto Néstor como Mauricio usan la traición política como herramienta sistemática (verbigracia Kirchner con Eduardo Duhalde o Macri con Ricardo López Murphy).

Incluso, tan asimilables son sendos rejuntes, que el FPV y el PRO no vacilaron en disputar o enrocar dirigentes que mutaron de un espacio a otro sin solución de continuidad: desde personajes de poca monta como el medicucho Eduardo Borocotó (que pasó del “PRO” al “FPV”) o caciques de mayor peso como Felipe Solá (del “FPV” al “PRO”) en la última elección; con total desapego por la palabra empeñada tanto los candidatos del FPV como del PRO son propensos a abandonar los cargos para los cuales fueron elegidos a fin de trepar más alto en el poder estatal (así sucedió con los candidatos testimoniales del kirchnerismo o la mismísima Gabriela Michetti en el PRO); tanto el kirchnerismo como el macrismo son organizaciones políticas filo-peronistas, sin embargo, podría argumentarse que el PRO se codea con economistas de cierta prosapia liberal (tal el caso del ex candidato Carlos Melconian), pero esto más que un punto divergente es otro punto de coincidencia con el FPV: el actual Ministro de Economía del kirchnerismo Amado Boudou militó toda su vida en la Ucedé de Alvaro Alsogaray y fue egresado nada más y nada menos que del CEMA.

Saliendo un poco del panorama netamente político nos encontramos con que hasta en el plano de la vida personal la familia Kirchner y el clan Macri ostentan no pocas similitudes, empezando por el episodio no menor de que tanto unos como otros amasaron el grueso de su cuestionable fortuna en los tiempos de Videla cuando Martínez de Hoz capitaneaba la cartera de Economía, beneficios patrimoniales que sendas tribus redoblaron en los tiempos de Carlos Menem cuando el kirchnerismo estaba de parabienes con la privatización del petróleo (cuyas regalías depositadas en el exterior siguen sin aparecer) y los Macri “ganando” un sinfín de licitaciones como contratistas del Estado.

¿En qué se diferencia entonces el PRO del FPV?. Todo indica que las disparidades existentes no pasan de ser meramente formales y en modo alguno sustanciales. Bajo otro sello y slogan, el partido de Mauricio Macri no es mucho más que una variable glamorosa con maquillaje fluorescente del kirchnerismo, este último más tosco en sus modales y arengas.

Pero el problema no es tanto que haya dos partidos con tanta semejanzas, el problema es que muchos votantes no las adviertan y se dejen encandilar por el luminoso cotillón del PRO sin avizorar que esta puja es una interna entre dos aparatos populistas desprovisto de toda ideología. Esta lucha se parece a la riña entre hermanos que ambicionan acaparar el poder del Estado como si este fuese un botín para arrebatar, repartir y disfrutar.

Si un partido político carece de ideología debería cubrir ese vacío con mística (el peronismo apunta a esto último). El problema del Pro es que nunca tuvo ninguna de esas dos cosas.

El perfil pusilánime de Macri ha cambiado algo en los últimos días. Antes de esta situación procesal (que no dudamos en calificar de maniobra oscura del kirchnerismo) Mauricio no peleaba enfáticamente por nada concreto, pero ahora luce más agresivo.

Es que sabe porque pelea. Tiene por delante una pelea judicial.

* Nicolás Márquez es abogado, periodista, escritor. Ultimo libro del autor “El Canalla, la verdadera historia del Che”.

Fuente: Notiar (Argentina)

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