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Argentina

Argentina: Argentina Dicotómica – por Malu Kikuchi

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Se dice que si hay dos argentinos, hay tres opiniones. Debe ser cierto. Lo seguro es que de dos argentinos difícilmente se consiga una sola opinión sobre lo que sea. Dividir es el lema y lo conseguimos. Somos los reyes de la división. Si las posiciones se enfrentan, mejor.

Somos dicotómicos, nunca estamos al lado de, siempre estamos enfrente. Blanco o negro, celestes unitarios versus federales rojo punzó. Todo es a matar o morir. Pero somos mansos y demasiado pacientes o disparatadamente ansiosos y violentos.

Somos generosamente antirracistas y discriminamos con ferocidad. Pedimos a gritos que se vayan todos los políticos para poder votar a los mismos políticos, unos meses después. Solidarios y egoístas. Muy honestos o demasiado fáciles de corromper.

Tenemos algunas muletillas que nos definen, hablando de nuestro país decimos: “este país”, “esto no tiene arreglo”, y nos resignamos con un deprimente, “y, es lo que hay”.

Nacionalistas a ultranza, perdidamente enamorados de Argentina, o profesionales en al arte de odiar al país. Y nuestra Argentina pasa de ser el mejor país del mundo a ser el peor, sin transición. Basta con ganar o perder un mundial de futbol.

Todo junto y al mismo tiempo, cuestión de contribuir a la confusión general en la que nos acostumbramos a vivir. Hay varias Argentinas que dependen de nuestro estado de ánimo, todas ellas son terribles, inviables, irrecuperables y la única salida que vemos, pasa por Ezeiza. Entre paréntesis, ¿Cuánto cuesta el m2 en el Uruguay?

Pero, a veces, muy pocas en estos tiempos difíciles, de pronto surge una Argentina de la cual podemos enorgullecernos. Y nos llena de asombro encontrar algo que no admite críticas, que está bien, que nos reconcilia con nuestra argentinidad.

El gobierno gana todas sus apuestas después de haber perdido la elección del 28/6/09. La inflación se come nuestra comida y nuestros proyectos. Las infelices políticas de Moreno (Guillermo) nos están dejando sin carne, ni leche, ni trigo.

La pobreza y la indigencia aumentan. La inseguridad es la estrella de las noticias. ¡Hasta roban en el recinto del congreso en plena sesión! Todo un logro para la “sensación” de la que habla Aníbal Fernández. La educación pública está en franco retroceso a nivel internacional.

El gobierno no cumple sus compromisos dentro de las fronteras ni fuera de ellas. Cambia permanentemente las reglas del juego y el estado de derecho, ausente con aviso. Han politizado los DDHH, sobreactuando una ideología que les es ajena, pero les trae votos.

Todo mal. La corrupción aparece apenas se escudriña un poco cualquier negocio en el que interviene el estado. Se enriquecen a costa del pueblo, le sacan plata al ANSES, se quedan con los ahorros de las AFJP, y son una eficiente fábrica de clientelismo político.

El arco opositor hace lo que puede y puede poco. No se divisa ningún líder que pueda seducir, entusiasmar, convencer, enamorar a la ciudadanía y encolumnarla detrás de la Constitución Nacional, sin revanchismos estériles y con una plataforma política clara y honesta.

No se vislumbra a nadie con esas condiciones. Perdemos mercados, no somos confiables ante el mundo, nos mienten con el INDEC, y ya no sabemos dónde estamos parados. El desánimo es el pan nuestro de cada día.

Entre tanta miseria de ideas y de proyectos, cuando todo está mal y promete estar peor, por trabajo, obligada, leo la transcripción de las ponencias en el senado, cuando la media sanción a la coparticipación del impuesto al cheque.

Los discursos de los senadores (los últimos en hablar) Ernesto Sanz UCR, Miguel Ángel Pichetto FPV, Adolfo Rodríguez Saá PJF y Gerardo Morales UCR, confrontando posiciones, con altura, lenguaje apropiado y sólidos conocimientos de derecho, descubren un senado que vale la pena.

Muy lejos de los insultos diarios que disparan los miembros del ejecutivo hacia los opositores reales o inventados, algunos senadores, quizás la mayoría, son dignos de ser lo que son: senadores de la patria. Y no importa cuál sea su ideología política. La pluralidad hace a la verdadera democracia y aleja el pensamiento único, siempre autoritario.

En medio de la involución en materia educativa, aparece la feria del libro, entre las más importantes del mundo. Más allá de las lamentables agresiones a Hilda Molina y a Noriega (el libro sobre el INDEC), digitados desde algún bajo estamento del gobierno, la feria es una fiesta de la cultura. Y se vendió un 20% más de libros que en 2009.

Desde finales del 2006, cuando se cerró el teatro Colón para ser remozado y llegar al centenario (2008) en perfectas condiciones, un coro griego de protestas y terribles augurios acompañó la remodelación.

Por supuesto que el centenario del Colón se festejó el 25/5/08, con toda pompa, con Daniel Baremboin al frente de la filarmónica…en el Luna Park. Lamentable. A partir de ahí se generalizó la certeza de no recuperar más al Colón, símbolo internacional de buena música y famoso por su acústica perfecta.

En medio de críticas feroces, en silencio, cientos de artesanos trabajaron con pasta de cerámica que desde Inglaterra pasó a Italia donde fue cortada en largas y angostas tiras, que a su vez se cortaron a mano, en cuadraditos de 2 cm, acá, dentro del teatro, para reparar el piso. Se colocaron trabajando de rodillas y quedaron perfectos.

Se removió la pintura de columnas y paredes y se estucaron a mano, como fue en 1908. Las telas de los tapizados se realizaron con técnicas de principios del siglo XX, para respectar la acústica que es un milagro entre la arquitectura y el resto de los elementos que están en el lugar.

El viejo telón fue reparado a mano, con hilos de seda y será usado sólo en ocasiones especiales. El nuevo, con un diseño impecable, aúna lo clásico con lo moderno (G. Kuitca/ J. Ascar), y los dorados y las alfombras, y las luces, todo quedó como en aquel mítico 25 de mayo de 1908. La acústica, impecable.

La enorme puerta que se abrió al costado del teatro y que nos quitó el sueño, es para poder entrar y sacar contenedores donde viajarán las escenografías completas de óperas y ballets, porque Argentina ya no exporta carne, pero todavía exporta cultura.

¿Civilización o barbarie? ¿Cuál es la Argentina real? ¿La de los piqueteros oficiales o anti K, que reclaman planes NO trabajar violentando al resto de la ciudadanía cortando calles y puentes, o estos artesanos enamorados de su trabajo al que llevan a la altura de arte?

¿Cuál es la Argentina de verdad? ¿La de los senadores que se preparan para discutir sus puntos de vista o la de la presidente que trata a la soja de yuyo, dice que el símbolo del agua es H2cero y pide que comamos pollo para poder volar? (Eso fue antes del discurso de Evo)

Argentina, ¿está en la feria del libro, repleta de personas que quieren saber más, escuchar a escritores, pensadores y analistas o en el profesional del insulto, Aníbal Fernández, que no se priva de llamar a Pino Solanas “cachivache”, “garca” y otras delicadezas?

Las dos Argentinas conviven. Depende de qué lado se está, uno puede ilusionarse con la una o con la otra. De nosotros depende. Más que ilusionarnos, podemos y debemos elegir entre las dos Argentinas. Sólo faltan 17 meses. En octubre 2011, votamos. No es poco.

Fuente: La Caja de Pandora (Argentina)

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