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Bolivia

Bolivia: El paraíso socialista comunitario – por Daniel A. Pasquier Rivero

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Promesa del gobierno o, ¿del Vicepresidente del Estado Plurinacional?  Siguiendo estilos ya bien conocidos y patentados por oradores caribeños, el vice se despachó durante dos horas el 7 de febrero en Canal TV 7 (seguramente gratis) con un discurso-clase sobre el proyecto del gobierno de llevar al país, y a la sociedad boliviana, hacia la tierra prometida, donde  manará leche y miel, el bien vivir para todos, en comunión armónica y fraternal con la naturaleza. No hay otro camino de salvación para la vida y el planeta. Lo contrario, de continuar transitando las rutas trazadas por el capitalismo, garantiza su desaparición. Lo dice el profeta.

Exposición tan simple pero trágica. Él pone la cara, también por  los otros escondidos  detrás de  ONG´s, las de los fondos reservados de origen externo, y hace filigranas  para justificar cierta coherencia en la exposición. Afirma que el capitalismo sólo ha generado pobreza y miseria, y no cita a todos los países desarrollados y ricos que se adscriben a principios de filosofía liberal y practican en su economía el capitalismo democrático: se trata de “dar a cada uno lo suyo”, reconociendo la importancia y recompensando al capital y al  trabajo, manual e  intelectual, al aporte de tecnología y de  conocimiento.  Y no citó algo  también evidente,  que no hay ejemplos de países socialistas o comunistas exitosos, material (habitantes con sus necesidades básicas satisfechas) ni culturalmente (ejercicio de libertades plenas reconocidas universalmente como fundamentales), ni que, por el contrario, varios  están en el rango de los “estados fallidos” (sin futuro).

La meta del Estado Experimental es el Estado Plurinacional. Es hacia allí donde proponen apurar el paso, sin considerar el altísimo riesgo de colocar a Bolivia en la cola de todas las listas, siguiendo a Cuba,  Venezuela y varios países africanos. Nada raro, ya que en boca de otro de los autores del proyecto, éste se asume a plena conciencia; el sociólogo portugués, ¿trazando constituciones para Bolivia?, Boaventura de Sousa Santos lo ha declarado “Yo he propuesto en La Paz la idea de que esta Constitución (CPE 2009) corresponde a un Estado experimental. Si estamos en un proceso de refundación, nadie tiene las recetas, todas las soluciones pueden ser perversas y, en esas circunstancias, lo mejor es experimentar”. Sin pensar en la gente.

Hay necesidad de cambio, totalmente de acuerdo, pero para mejor. Sin embargo, lo que se propone con toda esa disquisición teórica tiene poco de original, es volver a arañar la tierra con las manos o el arado de madera. El “buen salvaje”, es un mito, sirve para que se luzca un K.Coestner. Critican los fundamentos de la civilización  occidental para sostener ideas de progreso que no condicen con lo vivido los últimos 300 años, donde se progresó en todos los órdenes, mucho en lo material, pero fundamentalmente en crear conciencia sobre los derechos humanos, la igualdad de género, la conservación de los recursos naturales, de los cuales el primero debe ser el hombre, la responsabilidad frente a las generaciones venideras. Bolivia, con su larga historia de desaciertos, es la que menos debe olvidar que detrás de cada “experimento” político social con el Estado, hay seres humanos.

Y la primera responsabilidad es luchar contra la pobreza. La ayuda internacional para América Latina se reduce y se reorienta hacia África y Asia, continentes de menores recursos y espantosas realidades sociales. Es así que tendremos que valernos y confiar más en nuestro propio esfuerzo, generar confianza externa mediante mayor seguridad jurídica, ganar amigos y atraer inversiones, revirtiendo el proceso de confrontación casi universal al que nos ha llevado el compromiso con el retrógrado socialismo del siglo XXI A.C. (Antes de Cristo).

Después del derecho a la vida y a la libertad, está el derecho al trabajo. Y la soberanía que se predica machaconamente defender no tiene sentido para un pueblo muerto de hambre. Mientras en tres años aquí suman los muertos (70 por lo menos, por razones políticas; cientos en las carreteras por falta de carreteras y controles adecuados; miles por diarreas y enfermedades prevenibles; cientos de miles por desnutrición),  Chile ha pasado de ser el  motivo de una “guerra del gas” (2003), a un posible socio comprador del mismo gas; ha desarrollado necesidades industriales  de envergadura en el norte, antiguas posesiones bolivianas, ofreciendo miles de nuevos empleos. Aquí en el mismo tiempo estuvimos al borde de la guerra civil, por acción de un gobierno racista y excluyente, y la inversión huye,  se asienta en Mejillones, convirtiendo esa pequeña aldea en un megapuerto, entre los mayores del mundo. Allí se reciben minerales bolivianos para  enviarlos a ultramar, el zinc, el plomo y la plata de San Cristóbal, el mayor proyecto minero de la historia de Bolivia,  mil millones de dólares anuales. Desde Mejillones se va a proveer de gas mediante “regasificación” de LNG (gas natural licuado) a las industrias de la zona, desplazando al proveedor “natural” que debió ser Bolivia.

En consecuencia, soberanos sí, solidarios sí, pero consecuentes. Porque se critica la ayuda imperialista a Haití, pero UNASUR se reúne para considerar su cooperación recién un mes después de la tragedia, cuando 20.000 “marines” y peritos  de muchos países están rescatando gente, salvando vidas (el último, después de 27 días de estar enterrado), colaborando u organizando la logística para enterrar 200.000 muertos, atender 300.000 heridos, conseguir amputar más de 4.000 pacientes y distribuir alimentos, vituallas, carpas, etc. para el millón de afectados por el sismo del 12 de enero. Para ser consecuentes hay que reclamarle a Cuba por la libertad de Orlando Zapata, a estas alturas “es tan sólo pellejo”, en huelga de hambre desde diciembre, por reclamar su derecho a pensar libremente y a no ser  golpeado 3 veces al día por ese delito. Dicen, su situación es “estable”, ¿qué más estable que la muerte? Lo que induce a su madre: “Yo acuso al gobierno cubano y a los órganos de la Seguridad del Estado si algo llegase a pasarle a mi hijo, o a algún hermano que nos esté apoyando”. Mientras esto sucede, uno de los inventores del sistema de represión cubano viaja a Caracas “a resolver” la crisis energética de Venezuela. Es obvio que no es éste el paraíso que buscamos, no es el Estado que queremos, por muy “seudo” Plurinacional que sea.

Fuente: El Nuevo Dia

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