Se necesita ser muy, pero muy ingenuo, para creer que la presencia del Ministro de “Informática y Comunicaciones” de Cuba, Ramiro Valdés Menéndez, en territorio venezolano se debe a la generosa cooperación del régimen cubano a su homólogo de Venezuela para dirigir una supuesta comisión “técnica” que tendrá la responsabilidad de hacer frente a la terrible crisis eléctrica por la que atraviesa la hermana Nación. Y es que el descaro de esta izquierda populista latinoamericana no tiene límites. Ahora resulta que en Venezuela, uno de los países más ricos del mundo en recursos energéticos y uno de los países que por mucho tiempo formó invaluables cohortes de capital humano e intelectual del más alto nivel en áreas energéticas, no hay expertos suficientemente capaces para liderar la salida de la crisis como para que Hugo Chávez recurra nada más y nada menos que al tercer hombre en la cúpula política del régimen cubano, proclamado con un extraño y trasnochado grado militar de “Comandante de la Revolución” y quien además de ser, desde 2006, el ministro de informática y comunicaciones de un régimen que, por definición, impide y controla la informática y las comunicaciones, ha ostentado todo tipo de cargos y siendo actualmente Vicepresidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros de Cuba.

Múltiples testimonios indican que la especialidad de Valdés no es precisamente la estrategia energética, sino más bien la estrategia de terror con la que se ha sometido al pueblo cubano por más de 50 años. Varios editoriales y espacios de opinión de todo el mundo se preguntan con no poca razón ¿qué hace Valdés en Venezuela?. Los intentos por responder a esta pregunta nos sumergen en hipótesis terribles para la estabilidad y el futuro de Venezuela y de la región; se habla de un posible autogolpe del régimen chavista,  de un mayor control por parte de los estamentos del Estado, de más limitaciones a las libertades fundamentales, de más terror y violencia en las calles, se habla incluso de una “cubanización” de Venezuela, y muchos etcéteras. Lo que es cierto es que la famosa visita de Valdés deja un sabor muy sospechoso sobre el futuro de la Libertad en el país hermano.

Da un poco de risa que Chávez se queja una y otra vez de los acuerdos militares entre Colombia y Estados Unidos para la lucha contra el narcoterrorismo acusándolos de “intervencionismo” ilegal de un país extranjero, sin embargo además de sus oscuros acuerdos armamentistas con países como Irán o Rusia, ahora Chávez decidió permitir que los altos mandos de la política venezolana sean nombrados desde la Habana, y que ahora Fidel nombre ministro in-péctore de energía en Venezuela. Qué descaro.

Pero el descaro de la izquierda populista y corrupta se evidencia en todos los niveles y en todas las latitudes, basta con mirar la respuesta olímpica del Alcalde de Bogotá a la solicitud del candidato presidencial de su propio partido político, preocupado como todos por la corrupción que se está carcomiendo la eficiencia en el desarrollo del distrito… pero eso es tema para otra columna.

*Víctor Hugo Malagón es economista, especialista en política y relaciones internacionales y profesor universitario.

Fuente: El Nuevo Siglo