El triunfo de Sebastián Piñera representa el inicio del cambio en la región amenazada por posiciones radicales destinadas a provocar conflictos (además bélicos) destinados a tapar el incrmento del hambre, la pobreza y la extrema pobreza, el populismo perverso y el uso abusivo de nuevas figuras discursivas como el indigenismo. Es, a la vez, un llamado de alerta a los intentos totalitaristas del fundamentalismo autocrático y un ALTO a la expansión del islamismo terrorista alentado por Irán que ya tiene presencia en Europa y toda América del Sur a través de los gobiernos sometidos a su voluntad.
Piñera y su gobierno tienen la obligación moral y política de revertir el pretendida nueva correlación de fuerzas ideológicas y políticas vigentes con el Foro de Sao Paulo, la base doctrinal de un objetivo común de sus integrantes:la destrucción del capitalismo así con las armas.