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Mexico Economia

Roberto Blum
Periódico El Economista
8 de Abril de 1999

"A las puertas del milenio"

México, el país de las maravillas o la pesadilla sin fin

Este México de fin de milenio se parece cada día mas al país de las maravillas de Alicia, la de Lewis Carrol.  Un país en un mundo en que nada es lo que parece. Peor aún, quizás nos estamos asemejando a esos mundos de la ciencia-ficción negútopica en los que una "super" inteligencia de gran perversidad simula realidades virtuales para engañar a todos y así controlarlos completamente.  No es sólo el primitivo mundo de "1984," sino la fantástica simulación universal de una "Matriz" cibernética en la que los "agentes" son los verdaderamente malos.  ¿Acaso tiene algún sentido hablar de buenos o malos en tal situación?  El caso político-policíaco, verdaderamente telenovelesco del ex gobernador Mario Villanueva, es simplemente el último capítulo de la historia de un sistema de justicia que ha perdido "a pulso" toda credibilidad.  Un aparato judicial "kafkiano," que en esencia sigue siendo inquisitorial, en donde los acusados deben probar su inocencia frente a medios, jueces y ministerios públicos que dócilmente aceptan "líneas que 'oficialmente' no existen."   Un sistema de corrupción que como un cáncer carcome todo lo que toca.

La maraña de verdades y mentiras, los infinitos reflejos de los múltiples espejos, los ecos difusos de ríos y torrentes de palabras sin sentido -- sin relación alguna con la realidad, los oleajes de rumores que nunca se confirman o desmienten, son la primera materia de esta enfermedad que hoy padecemos los mexicanos.  La verdad se ha convertido en México en una entelequia inasible.  Nuestra incapacidad institucional de conocer la realidad verdadera tiene raíces profundas.  El sistema político actual nació del asesinato todavía no aclarado, verdadero fratricidio revolucionario, del general Obregón en "La Bombilla" de San Angel y parece comenzar una larga agonía con otros asesinatos, tampoco aclarados.  El parricidio del arzobispo de Guadalajara, el cardenal Posadas Ocampo en 1993, el filicidio - congelado el atroz momento en un vídeo -- del candidato Luis Donaldo Colosio y el fratricidio del diputado Ruiz Massieu.  Este es un sistema político que con sangre comenzó hace 71 años y parece terminar sediento todavía de mas sangre.

La verdad objetiva, la del 2 de octubre o la del "jueves de Corpus," se encuentra perdida.  Quizás imposible de ser recuperada jamás.  Esta realidad nuestra, al mismo tiempo tan pre moderna - conformada por los millones de mexicanos que pertenecen a las 53 etnias indígenas, y post moderna - por ejemplo, la guerrilla chiapaneca que sólo sobrevive en las páginas de Internet,  parece un texto de Derrida o de Lacan, exigiendo con urgencia una interpretación, siempre subjetiva.  Sin embargo esto no basta para curar la raíz de nuestros males.

Para los académicos y los intelectuales, la verdad podrá quizás ser relativizada, leída y desestructurada para sobresalir en el pequeño juego de abalorios del pequeño mundo "castálido" en el que se mueven incesante e incestuosamente.  Para los 98 millones de mexicanos "reales," los que trabajan y producen, los que aman y se reproducen, los que viven día con día, el país de las maravillas es una pesadilla.  A la larga, aún el país de los más hermosos sueños se convierte en un verdadero infierno.  El inmortal Francisco de Goya lo sabía por amarga experiencia, "el sueño de la razón produce monstruos."

La corrupción de las palabras lo corrompe todo.  La única medicina contra esa corrupción esencial es la verdad, a la que sólo podemos llegar con certeza mediante la razón.  Pero cuando, como sucede en este país, los propios guardianes de la razón, de la ley, -- el Aquinatense y Hegel concuerdan en esto, -- jueces, ministerios públicos y abogados, legisladores y el mismo titular del Poder Ejecutivo, la manipulan descaradamente para conseguir propósitos inombrables, la Patria queda en la orfandad y la "loca de la casa" produce monstruosos engendros como los que hoy observamos en nuestro pobre México.

Sin ley - sin la razón - no le queda a un pueblo mas que vivir y morir lentamente encerrado en un mundo de pesadillas sin fin.  Ojalá que el inicio ya cercano del tercer milenio nos sirva a los mexicanos para comenzar a construir un país en el que impere la ley y la razón.  Ya no podemos aceptar la fatalidad de ser un pueblo sin ley.  Hay que recobrar el sentido verdadero de las palabras para con la razón y la ley construir un  país de verdad.  Hay que proponerse salir para siempre de la madriguera del "conejo blanco" y bañarnos con la luz del sol.

e-mail: roberteblum@compuserve.com



  


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