No sigamos haciendo el juego a la mentira de que Zelaya ha sido víctima de la dictadura; él se declaró dictador y cayó por violar la Constitución de Honduras.

La habilidosa maquinaria propagandística del Socialismo Siglo XXI, ha convertido al ex presidente de Honduras Manuel Zelaya, en un Apóstol de la constitucionalidad y la democracia, cuando en verdad es el personaje que maniobrando desde el poder, asestó un golpe mortal al sistema constitucional de su país, y eso sorprendió, pues Zelaya llegó al poder luego de haber descrito una trayectoria importante y como liberal; varias veces diputado, ministro, secretario del Consejo Central Ejecutivo, miembro del Fondo Nacional de Emergencias.

En las elecciones presidenciales se enfrentó con Porfirio Lobo Sosa, que hoy ocupa la Presidencia de la República de Honduras. Una vez más, la claque internacional de Chávez quiere hacer pasar gato por liebre. Ahora Manuel Zelaya ha emprendido un “peregrinaje” por las naciones del Continente, promoviendo el sistema democrático. Ha comenzado esta gira, naturalmente por el Ecuador, cuyo modelo quiso seguir mediante un maniobra que terminó en una dictadura, hecho que fue manejado con mucha habilidad por Chávez y sus amigos, que pudieron inclinar el criterio de la misma OEA en favor de Zelaya, todo esto matizado por un sainete propio del tropicalismo político latinoamericano, en que hubo una “expedición” para reponer en el poder de Honduras a Zelaya, que a última hora desvió su rumbo y fue a dar en Costa Rica. El único recuerdo que queda es la frase de que Honduras es “una linda tierra para morir”.   Honduras, como todos sabemos, ha sido un país atormentado por la inestabilidad y las continuas dictaduras ejercidas especialmente por terratenientes que consideraban que el ejercicio del poder permitía administrar el país como hacienda personal. Por esta razón, Honduras dijo basta y aprobó una Constitución en la cual se prohíbe la reelección y se castiga con la pérdida de los derechos de ciudadanía a quien intente violar este principio. Zelaya, aturdido por los cánticos del Socialismo Siglo XXI, quiso arrastrar a su país hacia ese socialismo mistificado, en las postrimerías de su gobierno. Para eso organizó una consulta popular que no obtuvo la autorización del Tribunal Supremo Electoral, ni de la Fiscalía General, ni de la Corte Suprema de Justicia, ni del Congreso, ni siquiera de su propio partido. Este intento fue considerado como una violación a la Constitución y por ello fue destituido por el Congreso, pero abrió las puertas a una grosera intervención militar que lo desterró.

No sigamos haciendo el juego a la mentira internacional de que Zelaya ha sido víctima de la dictadura; él se declaró dictador y cayó por este motivo, por violación de la Constitución de su país y sus principios. Ahora funge como predicador del sistema democrático.

Que el presidente Correa lo haya recibido con honores se entiende; pero no es posible callar ante la insistencia en una falsedad histórica, sostenida por Chávez y sus amigos.

Fuente: Vistazo (Ecuador)