Después de leer la columna de Valencia en la revista Semana de estos días, respondo a sus afirmaciones, no sin antes haberlo llamado telefónicamente esta mañana para decírselo con toda la altura y decencia, cosa que él, no conoce.

No habría perdido mi tiempo, como según narra en su artículo, lo hizo Ángel Alirio, de haber ido a visitarlo, lo conozco.

Es fácil señalar partidos por ser entes jurídicos y porque según la ley 1475 de 2011, art. 28 “Los partidos y movimientos políticos con personería jurídica podrán inscribir candidatos a cargos y corporaciones de elección popular previa verificación del cumplimiento de las calidades y requisitos de sus candidatos, así como de que no se encuentran incursos en causales de inhabilidad o incompatibilidad.”

Sin embargo Valencia ha sido hábil, tratando de mostrar, a quienes ideológicamente no se alinean, como criminales per se. Lógico, si hay colados en los partidos, que paguen (como en todos y más, en los demás). Y los que queremos aspirar a cambiar los rumbos de la ciudad, que lo hagamos sin que sea Valencia quien juzgue si podemos o no.

Son muchos los escándalos en los que se ha visto involucrado León Valencia, quien con gran habilidad maneja las cuerdas de la contratación del gobierno.

Basta con recordar como las cabezas de varios de los partidos, entre ellos Juan Lozano, se quejaron por su contrato con el Ministerio del Interior para calificar a partidos y candidatos. En ese momento, la afirmación de los jefes de los partidos fue que: Para muchos que Valencia investigue a los candidatos no es prenda de “imparcialidad” por lo cual no debe continuar con esa tarea.

Valencia, como describe la Silla Vacía, es un súper poderoso en el mundo de las ONGs, en otras palabras, se dedica a la jugosa contratación con el Estado, recibiendo cifras abultadas lo que le permitió diversificar el negocio.

De tener la Corporación Nuevo Arco Iris, la cual por ejemplo recibió de la Oficina del Alto Comisionado, en 2014, tres contratos por un valor de 1.600 millones de pesos para promover los acercamientos de paz con el ELN y recibir los frutos que tiene alinearse a la idea de la impunidad y todos los beneficios posibles para los criminales de las Farc que maneja el gobierno Santos, abrió otro ente jurídico, la Fundación Paz y Reconciliación.

Siempre la Corporación Nuevo Arcoíris y su clon contractual, la Fundación Paz y Reconciliación, han seguido fielmente el ideario de Valencia, quien milito en el ELN y gracias al expresidente Gaviria, salto del monte a ser guardián y guía de la moral con total impunidad. Sin embargo sus compañeros de ONGs han mostrado cual es la línea. Es el caso de Andrés Felipe Rodríguez Parra, uno de los 14 capturados por la Fiscalía por ser uno de los responsables de los atentados en Bogotá con petardos de hace dos meses, estaba vinculado laboralmente al equipo de “investigación académica” de la Fundación Paz y Reconciliación. 

Curiosamente, la sede de Opción Ciudadana por los mismos días fue víctima de esos petardos, lo cual a la fecha, hace que quienes estamos en campaña política usemos un lugar desvencijado y opaco. Pero lleno de mística y sacrificio. No vemos las sumas que usted menciona, y que usted si maneja en contratación.

En el mes de mayo, días antes de los petardos, denuncie a León Valencia como uno de los “falsos defensores de derechos humanos” por la doble moral a la hora de hacer señalamientos, excusando o callando sobre los actos criminales de las Farc y el ELN, y atacando con toda sevicia a quienes no están alineados al ideario. Por ejemplo, ¿porque no hay ni una sola recriminación frente a los actos de Maduro contra nuestros connacionales?

Seguimos y sigo trabajando con mística y compromiso con personas que desde la sociedad civil hemos decidido cambiar los rumbos de una ciudad como Bogotá, que en manos del Polo-progresismo, el movimiento alineado al ideario de Valencia, han venido acabando con la ciudad.

Fuente: Samuel Ángel (Colombia)