Nuestros políticos parecen empecinados en culpar a terceros por no hacer su parte. Es hora que nuestros políticos se hagan a un lado y nos dejen tomar responsabilidad como individuos. Los impedimentos al progreso no son impuestos por la elite ni los ricos, sino por la expansión del Estado en que vivimos.
Martinelli ofreció regularizar el status migratorio a miles de colombianos y lo cumplió. La medida permitió a estos “panameños de hecho”, incorporarse a la formalidad con todas sus ventajas; para ellos y para el país. El Ejecutivo deberia reformar la ley de migración, un lastre serio al desarrollo nacional.
No hay legislación que pueda derogar las leyes económicas de oferta y demanda. Toda regulación de precios genera escasez, mercados negros y economías informales. Un gobierno educado se aseguraría de evitarse estos problemas. Al final, la única buena escasez es aquella gubernamental.
Basándose en un estudio de los servicios de inteligencia de Colombia del computador incautado a Reyes, el diario La Prensa de Panama denunció que los gobiernos de Mireya Moscoso y Martín Torrijos habrían mantenido contactos con las FARC y les habrían ofrecido protección.
Only a year has passed and most of the campaign promises that led Ricardo Martinelli to the Presidency have already been forgotten; his government has only honored those promises that could buy him political support.
Martinelli has shown that he’s nothing more than a populist and a demagogue, who has managed to alienate the very same businessmen who backed up his candidacy; he has even alienated the media who once supported him, by threatening to send to the National Assembly a censorship law.