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Brasil: Una pancarta en Brasil: “La corrupción también es vandalismo” – por Alfonso Hernández Ortíz

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Protbrasil13WBrasil hasta hace poco venía siendo reconocido por su exitoso proceso de desarrollo con inclusión social, que permitió sacar de la pobreza a cerca de 40 millones de personas, fortaleciendo a la vez su estabilidad democrática, sus instituciones y convirtiéndose en la mayor economía de América Latina. Este milagro económico liderado durante dos periodos por Luiz Inacio “Lula” Da Silva, y actualmente por su sucesora Dilma Rousseff, permitió la implementación de políticas sociales de alto impacto para reducir las desigualdades en la distribución del ingreso y la disminución de la pobreza; pero hoy de repente se presenta con un alto descontento social, traducido en manifestaciones de calle que exigen reformas a quienes convirtieron a Brasil en la sexta potencia económica del mundo.

Este cambio de 180 grados de la imagen del país carioca ante el mundo, inicia la primera semana del mes de junio, cuando el Movimiento Pase Libre (MPL) de Sao Paolo, realizó una convocatoria por las redes sociales, repudiando el alza del transporte público, sumándose y replicándose espontáneamente en miles de ciudadanos descontentos, así como activistas de los partidos políticos de izquierda, sindicatos, movimientos sociales entre muchos otros, que exigen un Brasil más democrático, más justo, igualitario e incluso hacia el camino al socialismo, algo que no estaba en la agenda del gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).

Para el argentino Pablo Gentili Secretario Ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y desde hace 20 años residente en Río de Janeiro “las multitudinarias manifestaciones no reclamaron sólo por un indebido aumento de 20 centavos en el transporte público”, sino que “expresaron su crítica vehemente a las pésimas condiciones de movilidad en una ciudad como San Pablo, donde la gente pobre gasta en promedio 3 horas por día para ir y venir de sus empleos, y lo hace, además, apretujada, maltratada, humillada”. Se trata de “un transporte caro y malo, donde el gigantesco lucro empresarial convive con la tolerancia de gobiernos indiferentes y corruptos”. Gentili que las protestas exigen reivindicaciones por mejores condiciones de vida, de educación, más y mejores hospitales, transporte público digno y gratuito, contra la corrupción, contra la violencia (particularmente, contra la violencia policial), por el respeto a la diversidad sexual, contra el uso ostentoso de recursos públicos en una Copa del Mundo cuyos beneficios no parecen demasiado visibles para el conjunto de la población”.

En sintonía, con estas demandas ciudadanas se ha unido a las protestas el ex futbolista y campeón mundial Romario Da Souza, quien es diputado federal por el estado de Rio, Romario ha criticado fuertemente las concesiones que Brasil le ha ofrecido a la FIFA para organizar el Mundial de 2014 y la Copa de las Confederaciones que se celebra en estos días, para el ex futbolista “la FIFA es el verdadero presidente de Brasil”, denunciado que Brasil invertirá 28 mil millones de reales( (unos mil 820 millones de dólares) y que la FIFA se quedará con 4 mil millones (unos 455 millones de dólares) libres de impuestos sin haber hecho nada.

Para el opinador Luis Ernesto Salomón en su artículo ¿Qué pasa en Brasil? considera que “en el centro de la protesta contra la impunidad está la crítica a la clase política que es calificada como ineficiente y en algunos casos, corrupta. Es una protesta postmoderna en el sentido que se construye en partes aparentemente caóticas. Surge de cada avenida a toda hora en muchas ciudades; carece de un líder, no tiene una sola bandera, no hay un comité ni hay un propósito electoral. Busca pasar de la formalidad democrática al respeto a la persona en democracia, a la participación efectiva”.

Lo que está pasando en Brasil lo han catalogado los sociólogos como “nuevas e inéditas manifestaciones, con una señal de madurez ciudadana, de toma de conciencia de la gente que desea ser también protagonista y partícipes del crecimiento de Brasil y forjadores de un futuro menos injusto y más democráticamente participativo”. Pero detrás de la protesta de los insatisfechos está también el reclamo contra la impunidad y los privilegios. “La corrupción también es vandalismo”, se leía en una pancarta durante la trasmisión de un partido de futbol en la Copa Confederaciones.

Si esto pasa en Brasil me recuerdo de aquel famoso proverbio popular: “Cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo”

Fuente: Noticias al Día (Venezuela)

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