El ex Senador boliviano Roger Pinto Molina falleció el pasado 16 de Agosto, a los 58 años, víctima de las lesiones sufridas en el accidente de avión que piloteaba, no pudiendo consumar el sueño de volver al país que abandonó el 24 de agosto de 2013, luego de pasar 455 días detenido en una habitación de la embajada de Brasil en La Paz. Pero al menos vivió lo suficiente para ver la muerte de la política exterior que fue armada por Lula y financiada por Dilma Rousseff y el colapso posterior de sus tres verdugos.

Pinto Molina logró escapar de Bolivia antes de hundirse en la locura, luego de caer en una depresión por la injusta pena de muerte decretada por Evo Morales con el respaldo de sus amigos cómplices y poderosos del país vecino. Gracias a la valentía del joven diplomático Eduardo Saboia, que sin permiso del Ministerio de Asuntos Exteriores y sin miedo, trajo su auto a Bolivia desde Brasil, a pesar de ser muy peligroso. Y esos actos de bravura en territorio hostil se pagan con una larga temporada encerrado por los enemigos de la Patria del Partido de los Trabajadores.

El ex senador sobrevivió durante tres años con la ayuda de amigos dispuestos a desafiar la filial brasileña de la comunidad Bolivariana.

En este corto período, el panorama político ha cambiado. Michel Temer ahora ocupa el gobierno y volvió a colocar a Savoy en la oficina del Canciller Aloysio Nunes. Lula trata de librase de la condena impuesta. Dilma fue desalojada de la Presidencia y hoy se reduce a la nada misma. Y Morales está en línea directa hacia su ocaso.

Los tres carceleros de Pinto Molina siguen vivos. Pero serán enterrados en la tumba reservada para los extras de la historia universal de la infamia.

* Artículo publicado originalmente en portugués, traducción al español de HACER.

Fuente: Revista Veja (Brasil)

Testimonio en video de los familiares del fallecido Senador Roger Pinto: