Gesto peligroso: Capitanich rompió páginas de Clarín ante las cámaras y en su habitual conferencia de prensa. Es un hecho que en el país no tiene antecedentes en democracia. Rotundo rechazo de los dirigentes de la oposición.

En un gesto de violencia de alcances imprevisibles, el ministro jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, rompió frente a las cámaras y durante su habitual conferencia de prensa, dos páginas de la edición del pasado domingo de este diario a las que calificó: “Todo esto es basura, todo el tiempo es mentira y basura. Por eso es importante que el pueblo argentino sepa quién le miente”. Por primera vez en treinta y dos años de democracia recuperada, y acaso en la historia democrática argentina que padeció clausura de diarios y persecución de periodistas, un ministro del Poder Ejecutivo protagoniza un episodio de una violencia institucional semejante al encarnó ayer Capitanich. Su decisión de rasgar en varios pedazos dos páginas de una publicación periodística, no hace sino marcar un punto de quiebre en la garantía constitucional a la libertad de expresión en la Argentina. También deja en claro cuánto desquició y desquicia al Gobierno la misteriosa muerte del fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman, y cómo, hasta ahora, las autoridades que no han podido explicar el crimen no atinan sino a transmitir sus enormes tribulaciones.

Fuente: Clarín (Argentina)

Capitanich volvió a calificar de “basura” la información de Clarín

Jorge Capitanich no pudo salirse de su libreto y lejos de rectificar su posición volvió a calificar de “basura” lo publicado por el diario Clarín, días después de haber roto dos notas respecto con datos de la causa que investiga la muerte del fiscal Nisman.

“Una información que se toma de un tacho de basura, forma parte de una información basura y en consecuencia no tiene ningún tipo de asidero”, explicó el jefe de Gabinete. Y continuó: “¿Cuál es la intención de sacar de la basura y ponerla en el expediente? Tratar de convencer a la opinión pública que el escrito fue realizado por el fiscal Nisman”.

El lunes, desde el atril de su habitual conferencia de prensa, Capitanich rompió el artículo escrito por Nicolás Wiñazki y Daniel Santoro, respecto al borrador encontrado en el cesto de papeles del fallecido fiscal que denunció a la Presidenta por encubrimiento en el caso AMIA, y luego hizo lo mismo con una columna de Eduardo Van deer Kooy.

Al día siguiente insistió en asegurar que lo publicado por este medio es “basura”. “La basura se debate en el lugar que tiene que debatirse, en el basurero, pero no en el ámbito judicial porque no tiene ningún valor”, aseguró el funcionario. Al tiempo que volvió a denunciar “una operación de prensa”.

“Yo respeto mucho la libertad de expresión y la libertad de prensa, pero detrás se pretende asociar intereses corporativos para establecer la defensa de la libertad de empresa”, concluyó.

Fuente: Clarín (Argentina)

Romper un periódico en TV: Una práctica que inauguró Correa en Ecuador en 2011

Hasta Capitanich, Rafael Correa era el único que reaccionaba rompiendo páginas de los periódicos con informaciones críticas.

Rafael Correa tiene una obsesión por dejar al descubierto las supuestas miserias del periodismo. En eso hizo escuela: como Jorge Capitanich, Correa se ha convertido en todo un experto en eso de romper diarios frente a las cámaras de TV. Lo ha hecho al menos media docena de veces, cada vez que le disgusta el contenido de un artículo.

El presidente de Ecuador desde 2006, que cumple ahora su tercera mandato, no busca defectos en la prensa amarilla ni en aquella que fabrica escándalos de verano. Tampoco en la que utiliza la fachada periodística como método para obtener publicidad oficial. Sus blancos predilectos siempre han sido los diarios privados críticos de su gestión. Habla de ellos como “la prensa corrupta”. Permanentemente convoca a boicots para no comprarlos. Los rompe solamente porque tienen una mirada distinta.

Todo comenzó el 12 de febrero de 2011. Correa conducía se espacio “Enlace Ciudadano” y se la agarró con un ejemplar del diario “La Hora”. Luego no pudo parar: en diciembre de 2011 rompió “El Universo”; en mayo del 2012 otro “La Hora”; en noviembre de ese año otro “El Universo”.

Pero la gran panzada se la dio en septiembre del 2013, cuando en un mismo día rompió los ejemplares de tres diarios: “El Comercio”, “Hoy” y “La Hora”. El malestar de Correa se originó en la cobertura que esos medios otorgaron a su campaña “Las manos sucias de Chevron”, en la que acusaba a la petrolera de contaminación.

Para ese entonces, el presidente ecuatoriano ya había logrado “disciplinar” a buena parte de la prensa independiente de su país con otra ofensiva que quedará en la historia: en febrero de 2011 inició un juicio contra los directivos del diario “El Universo”, disconforme con una de sus editoriales. En febrero de 2012, la Corte Nacional de Justicia confirmó una condena escalofriante por 40 millones de dólares.

Fuente: Clarín (Argentina)

Vea el video de la reacción de Rafael Correa ante un titular que no le agrada: