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Guatemala

Guatemala hacia adelante, pero… ¿a dos velocidades distintas? – por Armando de la Torre

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ArmandoDeLaTorreComplejo de niños malcriados… Guatemala ciertamente avanza, pero al modo de dos placas tectónicas paralelas que se erosionan recíprocamente: por un lado, una placa moderna y ágil, productiva y casi reducida al sector privado de su economía; por el otro, lamentablemente, una más bien retrógrada, con la vista siempre puesta en el pasado, torpe, y muy costosa para todos en tiempo y dinero; encima, arbitraria e injusta, por hallarse centralizada en el monopolio coactivo del Estado.

Casi como dos planetas diferentes: uno, propicio a la vida y a su rica diversidad; el otro, muerto y uniformemente pétreo.

Pero no tiene por qué ser así.

Una importante razón, tal vez, reside en un sistema constitucional en el que la retórica oficial ha encaramado la placa más pesada e inútil sobre la otra más ligera y útil. Un buen índice de esto último nos lo ofrece ese atolondrado endeudamiento público que crece y crece, para beneficio de los más pillos.

De ambas placas recogen sus reflejos los medios masivos de comunicación, en particular los escritos, incluido el diario para el que escribo estas líneas.

Se pudiera decir que nos hallamos tan drásticamente escindidos a resultas de una prolongada cohabitación involuntaria de personas de muy diferente temple y enfoques: por una parte, aquellas que suelen anteponer su libertad de iniciativa para forjarse su propio destino, y por la otra aquellas propensas a esperar de otros que se los moldeen.

Es una dicotomía ciertamente universal, pero que en nuestra coyuntura se traduce a puntos de vista ideológicos antagónicos: el uno, autoritario y controlador; el otro, más liberal y tolerante. Nuestra naturaleza humana hendida como siempre por los azares de la historia…

Hoy resalta más, en el marco de la conflictividad social que nos heredaron unos políticos miopes desde unos “acuerdos de paz”, firme y duradera, hace la friolera de casi dieciocho años.

Días atrás se dio un concurrido congreso más del sector productivo organizado, en torno al fomento y la consolidación del respeto por todos a la propiedad privada “de todos”, cuando simultáneamente el Tribunal de Honor del Colegio de Abogados invalidaba en el ejercicio de su profesión a una vociferante “juez” y que le llovían las tachas a la jefe del Ministerio Público, Claudia Paz y Paz, a través de las Comisiones de Postulación.

Un fenómeno curioso adicional: el papel de la defensa de la pesada mole estatal ha pasado últimamente de las bocas y plumas de los dirigentes de la guerrilla de antaño a ciertas líderes feministas. ¿Un signo de los tiempos?: la antigua dirigencia despótica machista, incoada, por cierto, en nuestra única Universidad estatal –y digo “nuestra” porque a la fuerza nos vemos obligados todos a sostenerla financieramente– parece haberse decidido a buscar refugio bajo las faldas de sus simpatizantes, luego de su mayúscula derrota global en la década de los noventa.

¿Complejo de niños “malcriados” que claman por mamá?…

Para un ejemplo más neutro, leí un artículo de doña Carmen Escribano, dama inteligente, culta y toda digna de mi respeto, pero que trasunta una retórica cívica más bien propia del escenario de la República española de hace unos ochenta años, en vez de esa otra mucho más necesaria de los hechos objetivos, sobre todo en este cuarto de siglo posterior a la caída del Muro de Berlín, de la revolución informática y de la integración total del genoma humano.

Casi termino por preferir, entonces, al analfabeta, porque urgido de cubrir sus carencias más básicas y elementales por lo menos retiene intacto su sentido común.

Pues, ¿quiénes otros en su sano juicio osarían pretender que progresemos en nuestra productividad al tiempo que arremetemos, al estilo Ramazzini, contra las hidroeléctricas? O ¿a quién se le puede ocurrir que hace un aporte constructivo a un “Estado de Derecho” por su violación sistemática de las leyes, como lo ha hecho repetidas veces el violento Daniel Pascual bajo la impunidad que maternalmente le ha garantizado Claudia Paz y Paz? Sea dicho de paso, prefiero ahora la confrontación con mujeres hechas y derechas que con esas imágenes fantasmagóricas de machos castrados que agitan banderitas rojas…

¿O en cuál cabeza de morón cabe que podamos sacar de su pobreza a los pobres al hacer imposible la extracción rentable de minerales y la creación de nuevas riquezas? ¿Dónde pueden haber crecido los dementes que esperan tener algo sin trabajar, o, sin siquiera respetar lo mínimo logrado por otros?

¿De qué madre habrá sido abortado quien nos ensordece con la defensa de “sus” derechos humanos al tiempo que impide el derecho a circular de los demás? ¿De qué Patria, de cuál Estado, de qué Pueblo hablan quienes a todas luces salen “de pobres” a costa de los pobres, vía del erario público?

Dos Guatemalas, dos idiosincrasias, dos placas tectónicas en fricción permanente…

Lo de posible choque de opiniones, en cambio, también es con frecuencia mero cuento de hadas; pues primero habría de tenerse una “opinión formada”, cosa rara, y sin que se muestre tan a flor de piel que sólo les mueve la envidia del mediocre, el rencor del vencido, el odio impotente hacia quienquiera haya logrado mejorar su situación con el honesto sudor de su frente, mientras los resentidos vegetan.

Por tanto, dos Guatemalas: la de los que vociferan y agitan, y la de los que hacen y guardan silencio.

Estoy seguro que la Guatemala de estos últimos acabará por imponerse a los primeros “para el bien de todos”, incluidos aquellos infelices que hasta ahora sólo tienen manos que les cuelgan ociosas y vacías, muchas veces por haber tenido un papaíto rico o muy privilegiado…

Fuente: Centro de Estudios Económico – Sociales (Guatemala)

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