La XXVIII Jornada Mundial de la Juventud se llevará a cabo la semana que viene en Brasil y, por supuesto, será noticia todo lo que allí acontezca. Bien por el catolicismo romano, la religión que profeso, pero me gustaría en esta ocasión apuntar a un tema que el grueso de la prensa no suele cubrir, quizá porque no vende o no interesa, vaya usted a saber por qué.

Se trata de la caza de cristianos –católicos romanos, coptos y ortodoxos, y evangélicos de toda denominación– que se ha abierto en los países de Oriente Medio, menos en Israel que con su tolerancia se erige, una vez más, como la excepción regional.

De acuerdo con un extenso y bien investigado artículo de la revista Medio(www.elmed.io), que se especializa en temas sobre el Oriente Próximo, el éxodo de cristianos desde esos países no tiene precedentes. La situación es tan grave, que se hace probable la eventual desaparición del cristianismo de Egipto, Irak y Afganistán. Una cosa tristemente notable, sobre todo si se toma en cuenta que fue precisamente en esos lares donde primero extendió la doctrina de Jesucristo, en el siglo I.

Cito unos datos: “Desde 2003 han huido de Irak medio millón de cristianos y más de mil han sido asesinados, según el Barnabas Fund.

Asimismo, se han quemado más de 70 iglesias. En Egipto, en julio del pasado año emigraron las cien familias cristianas de la ciudad de Dahshur, después de que sus casas fueran quemadas y sometidas a pillaje”.

En Irán, la conversión al cristianismo está catalogada como crimen. Por cierto, hace un mes tuve el honor de conocer en la convención del Instituto Acton en Michigan, a Marina Nemat, autora entre otras obras de “Prisionera en Teherán”. Esta mujer cristiana sufrió cárcel, torturas y vejámenes durante cuatro años, de sus 16 años a sus 20, inmediatamente después de la revolución islámica que instauró el régimen fundamentalista del Ayatollah Khomeini en 1979.

Lo relato porque nunca olvidaré la serena dignidad de esa dama ni su mensaje de perdón y verdadero entendimiento entre las personas. Tengo para mí que alguien como ella sí merecería el Premio Nobel de la Paz aunque, pensándolo bien, un galardón tan politizado sabría a poco para la talla moral de tan gran señora.

Volviendo a la agobiante situación de los cristianos en Oriente Medio, y refiriéndome de nuevo al artículo de marras, Líbano era un país de mayoría cristiana hace apenas 30 años. Pues bien, hoy solo el 34% de la población confiesa esa afiliación, según Christian Freedom International. En cuanto a Sudán, cito: “La milicia musulmana Yanyauid podría haber asesinado a un millón y medio de cristianos y animistas desde 1984, de acuerdo con un informe de Religious Tolerance.

En los territorios palestinos la situación también es desesperanzadora… Según Justus Reid Weiner [profesor de la UCLA], decenas de miles de cristianos han abandonado sus santos lugares y sus propiedades ancestrales para emigrar, mientras que los que permanecen viven sometidos a una gran tensión”.

Pido a quienes sigan la JMJ que se alegren con los peregrinos y apoyen al Papa con su oración, pero que no permitan que el entusiasmo nos haga olvidar a nuestros hermanos perseguidos en Oriente Medio por causa de la Fe.

Fuente: Centro de Estudios Económico- Sociales (Guatemala)