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Colombia

Colombia: ¡No más traición! – por Jorge Enrique Pava Q.

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A medida que pasa el tiempo va creciendo la frustración y se va combinando con impotencia, desilusión, decepción y arrepentimiento por haber elegido un gobierno como éste que hoy nos traiciona y que le va entregando espacios, restituyendo derechos y cohonestando crímenes a nuestros peores enemigos: las Farc.

Y como si fuéramos un país de idiotas, los terroristas desde La Habana niegan sus vínculos con el narcotráfico, mientras se les encuentra inmensos laboratorios con capacidades mayúsculas de producción de narcóticos; niegan la práctica del secuestro, mientras retienen soldados y policías que terminan convirtiéndose en trofeos de exposición de Teodora; niegan ser terroristas, mientras continúan dinamitando oleoductos, escuelas con niños inocentes, torres de energía, etc., y descuartizando seres humanos que tienen la desgracia de andar por terrenos sembrados con sus minas anti personas.

¿Y qué hace el presidente Santos? Se confabula con los terroristas y se tapa los ojos ante las evidencias, con el fin de poder cumplirles la palabra secretamente empeñada en conversaciones ocultas a los criminales de las Farc. ¿Y qué pasa con lo que nos prometió abiertamente a todos los colombianos en su oportunista campaña? ¡Nada! El compromiso que estableció para continuar por los senderos de la seguridad, quedó en el olvido; la piedra donde esculpió su palabra con la que se comprometía a no crear nuevos impuestos, se deshizo; y así con todos sus compromisos de campaña que han quedado olvidados y, por ende, incumplidos sin reato alguno.

Y, como si fuera poco, ha venido entregando la dignidad de nuestras fuerzas armadas y de policía feriando las cabezas de sus más aguerridos miembros y causando la mayor decepción en las tropas, pues ellas también se sienten traicionadas por su propio comandante en jefe y por un Estado que los sanciona, los encarcela, los empobrece y los vitupera, mientras el Gobierno llena de prebendas, alicientes, concesiones y todo tipo de consideraciones a los narcoterroristas que descansan hoy en Cuba.

Pero ahí, por desgracia, no queda todo. Se alcanza a percibir que el resultado de estas negociaciones de La Habana y la claudicación constante del Gobierno Nacional, nos van a conducir a la entrega total del ordenamiento jurídico a favor de las Farc. La impunidad se abre camino peligrosamente y el restablecimiento de derechos y la concesión de privilegios a quienes han cometido los más atroces crímenes, se asoman sin pudor tras un proceso lleno de secretos y que se desarrolla a espaldas del país con unas tangibles ganancias para las Farc y unas pérdidas inmensas para el resto de colombianos.

Tendremos que ver entonces en muy poco tiempo cómo se pudren en las cárceles nuestros soldados y policías, mientras los terroristas se apoltronan en curules del Congreso vía concesiones especiales, amnistías e indultos. Y tendremos que ver cómo los organismos de seguridad del Estado asumirán la obligación de proteger a las más grandes lacras colombianas, aún a sabiendas de que quienes los cuidan pueden llegar a ser objetivos judiciales en el momento en que los terroristas así lo decidan.

Causa por eso pánico ver a Iván Márquez exigir la desmilitarización de las zonas rurales, de la sociedad y del Estado colombiano pues, aunque suena a un absurdo de marca mayor, puede convertirse muy pronto en una realidad, dadas las intenciones del Gobierno Nacional de claudicar en la lucha contra los criminales de las Farc. Entonces veremos cómo los narcoterroristas se volverán a apoderar de grandes extensiones de tierra y cómo volverán a dominar vastos latifundios donde el Estado, por causa de los compromisos secretos, no podrá hacer presencia.

Ahora más que nunca necesitamos la presencia del Uribismo en la presidencia y en el Congreso Nacional. Ante la pérdida de vergüenza de un Gobierno que ha traicionado a todo el mundo, y ante la inminencia de una reelección sustentada en la chequera estatal y el poder burocrático, se requiere de una verdadera fuerza de oposición que le haga contrapeso al ejecutivo e imponga desde el legislativo el orden institucional que requiere el país.

Porque al paso que vamos, terminaremos gobernados por las organizaciones criminales que exigen sin medida y se burlan sin consideración de nuestro pueblo. Porque al paso que vamos, tendremos que ver a los narcoterroristas que exponen su cinismo desde La Habana, ocupando ministerios y los más altos cargos del Estado, en una confabulación perversa con quien hoy les da concesiones y les abre el camino  del poder, en un acto de traición con millones de colombianos que confiamos en la continuidad de las políticas y nos encontramos con la entrega absoluta de principios, dignidad y gobierno.

De ahí nuestra decepción. Y de ahí que necesitemos reaccionar para exigirle al presidente Santos que no nos traicione más; que no siga feriando la Patria; que no siga entregando el país al crimen y al terrorismo; que no siga arrodillándose ante los criminales a quienes no se atreve a enfrentar con los medios que le obliga la Constitución; que no nos siga haciendo este daño que acaba con el optimismo, que mina las esperanzas y que oscurece el futuro de las próximas generaciones.

Fuente: Periodico Debate (Colombia)

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