Ya anteriormente el vicepresidente García Linera había dado muestras de su intolerancia ideológica, cuando condenó a los “librepensantes” en el seno de su propio partido, donde sólo tendrían cabida los “soldados de la revolución”.

Ahora, Qananchiri (su alias en el terrorista EGTK) vuelve a las andadas y dice que “la derecha es gente sin cerebro”.

Por supuesto, “la derecha”, en los términos del vice, es cualquier persona que se manifieste críticamente hacia el régimen que co-dirige, y no necesariamente quienes sustenten posturas conservadoras o liberales.

De hecho, la intolerancia vicepresidencial alcanza igualmente a las corrientes de izquierda democrática o socialdemócratas. A todos, en fin, los que no se alineen con la ortodoxia de su “horizonte comunista” (la expresión es suya).

Es el guardián del monopensamiento. Pero sucede que más allá de la libertad, del libre examen, es difícil -si no imposible- decir que exista realmente pensamiento. Lo que queda es el dogmatismo, cuando no la simple elaboración de consignas utilitarias para el ejercicio del poder, rubro en el que García Linera parece haberse especializado.

Le hace mal a la democracia boliviana el jacobinismo del vicepresidente, que aspira a “guillotinar” toda manifestación ideológica que esté fuera de sus coordenadas intelectuales, que seguramente abarcarán a Marx, Gramsci y Negri, pero no a Hayek, Popper y Von Mises, que siguiendo su estrecho criterio tendrían que ser clasificados como “gente sin cerebro”…

Fuente: EJU.TV (Bolivia)